Hace 73 años, Mario Moreno Cantinflas filmó la película Si yo fuera diputado.
En ella, con un tono humorístico, pero de manera certera, se hace una crítica, una auténtica sátira del quehacer político de nuestro país, que desafortunadamente mantiene elementos o clichés aún vigentes.
Aunque menos recordado, pero incluso más agudo y decidido, años antes Jesús Martínez Palillo inició el teatro de carpa y con su crítica política incluso cayó a la cárcel muchas veces, por decir aquello que incomoda desde entonces.
El tiempo pasó, pero se mantienen algunas conductas que desafortunadamente ya no asombran a nadie y que difícilmente cambiarán.
La labor de los legisladores en particular sigue dejando mucho que desear, salvo contadas excepciones porque las hay.
Para ir al grano, en el Congreso local tienen la cabeza puesta en estrenar una flotilla de automóviles, hecho que no sería criticable si sus resultados y su actividad destacara para bien de los que votaron por ellos.
Nuestros diputados locales en esta Legislatura 77 se han caracterizado por adelantarse y alargarse vacaciones; han aprobado solo el 10.25 por ciento de las iniciativas presentadas desde septiembre del año pasado; eso significa que han dejado pendiente el 89.75 por ciento por el rezago que arrastran desde hace algunos años.
Cierto, hay excepciones, gente con experiencia y un trabajo destacado, pero en conjunto nos siguen debiendo.
Las actividades semanales en ese oficio son envidiables; sesionan la mitad del tiempo, muchos votan con el celular desde comidas, viajes o vacaciones; muchos solo levantan la mano o actúan cuando se les autoriza en sus bancadas.
Los diputados de Nuevo León tal vez no son de los mejor pagados en nuestro país, pero descansan una tercera parte del año y ganan al mes 123 mil menos impuestos, arriba de 90 libres, más algunos bonos, seguro médico y gastos de gestoría.
Hay una problemática real que sí se deberá atender pronto: el edificio es muy viejo y sale más barato construir una nueva sede que hacer las reparaciones; ahí viene el gasto.
La mala noticia es que la administración del Congreso local subió 75.16 por ciento el gasto para servicios de instalación, reparación, mantenimiento y conservación del edificio en general este 2025.
Muchos dicen, por cosas así: “Si yo fuera diputado” o “Me equivoqué de carrera”, en lugar de pensar que las cosas han cambiado y no son como hace siete décadas los plasmaron en el cine o en las carpas.