Como no hay fecha que no se llegue ni plazo que no se cumpla, ayer al mediodía se dio la anunciada reunión en el Palacio de Gobierno de Nuevo León.
Puntuales a la cita llegaron los protagonistas del encuentro, en medio de un ambiente de camaradería necesario para sentarse a la mesa en busca del diálogo.
En el interior de la sala virtual, ubicada entre el patio de honor y el de Tesorería, se acomodaron uno a uno. En la cabecera el secretario Javier Navarro, flanqueado por el dirigente de Movimiento Ciudadano, y el secretario de Finanzas, Carlos Garza; mientras del lado izquierdo los testigos sociales, y los coordinadores de los diputados de oposición; una formación que comunicaba por sí misma el tono de la reunión.
El diálogo comenzó con señales claras de que se trataba de una apuesta cruzada, los recursos a cambio de la elección de un fiscal bien visto por el Gobierno estatal. Un tono “cordial”, pero con la velada advertencia de que ninguno retira lo dicho, ni los actos legales emprendidos: “Tú te defiendes y yo también”.
No había un orden del día, pero eran cinco los temas de acuerdo con los intereses de ambos. Como primer punto el funcionamiento de la mesa de diálogo; como segundo, la designación de un nuevo titular de la Fiscalía; para el tercero hablar de gobernabilidad, y después, de los recursos pendientes de entregar a los municipios. Al final definir la fecha para el próximo encuentro.
De pronto el dirigente priista planteó la propuesta de dejar entrar a los medios de comunicación, pero la mayoría desechó la idea. Como era de esperarse, salieron a relucir los nombres de los llamados líderes de facto de los partidos, y con ello la pregunta del anfitrión: ¿Tendrían que pedir permiso para avanzar en los acuerdos?
Aun y con lo ríspido, nadie levantó la voz ni mucho menos se paró de su silla; por el contrario, acordaron salir a dar declaraciones libremente ante los medios y poner fecha pronto para continuar intentándolo.
El sentir de la mayoría es que el acto sirvió de desahogo para ambas partes que no se veían las caras desde diciembre, con la diferencia de que ahora hubo testigos sociales.
Lo malo es que el avance es muy pobre, que sigue todo sujeto a la sucesión en la Fiscalía, y que mientras este encuentro se desarrollaba, otros capítulos desafortunados se escribían más allá de las puertas del palacio.
Ya será para la próxima.
