Política

Prohibir la chatarra, la tarea a medias

Lo que ayer comenzó a implementar nuestro país en las escuelas es un valioso intento por mejorar la salud de nuestras próximas generaciones.

Así pasa cuando por convencimiento no se alcanzan los cambios; ahora estará prohibida la venta y consumo de comida chatarra en planteles públicos y privados.

No fue posible convencer en los últimos años, ni con campañas, ni con amagos de una realidad preocupante.

La medida es justificada por cifras como las de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición que arroja que el 37 por ciento de los niños de entre cinco y 11 años padecen obesidad. Urge entonces promover una alimentación saludable entre nuestros menores.

Va en serio, y desde ayer las cooperativas y tiendas escolares no pueden vender alimentos ultraprocesados ni con altos contenidos de azúcar, grasas saturadas, grasas trans y sodio.

Suena bien, pero esta importante cruzada no tendrá éxito si no despierta el interés, la conciencia y sobre todo el compromiso de los padres.

Nadie puede negar que comúnmente es en casa donde se comienza a consumir refrescos y bebidas azucaradas, donde se aprende o se hereda la costumbre de comer frituras, donde se premia con dulces o de plano se reemplaza la comida que sirve por las hamburguesas, hot dogs y pizzas.

Mientras más escuelas acaten estas medidas bajo la amenaza de que podrían enfrentar sanciones económicas y administrativas, se avanzará un terreno importante, pero tendremos la mitad de la tarea hecha.

La otra mitad solo podrá conseguirse si papás o mamás hacen el esfuerzo de fomentar desde la edad temprana, que si bien la llamada comida chatarra difícilmente se erradicará por completo, no debe ser consumida por hábito ni debe reemplazar aquellos alimentos a veces menos atractivos, pero nutritivos.

El avance de la misión que arrancó ayer en las escuelas dependerá también de una revisión constante en los planteles, para evitar que alumnos o maestros lleven al aula o al patio en el recreo, lo que no deben comer.

Los maestros también forman parte del esfuerzo, porque la palabra mueve, pero el ejemplo arrastra. Si los menores ven compromiso, formarán parte.

Será importante también que al salir los niños y jóvenes no encuentren frente a su escuela o en las calles aledañas aquello que por prohibido correrán a comprar.

Así, lo que no fue por convicción o convencimiento, será por mandato, como aquello de que la letra con sangre entra.

Veremos si con el tiempo, los intereses diversos, la realidad que enfrentan algunas familias o el apostarle al olvido, no convierten en letra muerta esta ley.

Por lo pronto, a comer bien y a cuidarnos.


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Víctor Martínez Lucio
  • Víctor Martínez Lucio
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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