No siempre después de la tempestad llega la calma, aunque así diga el refrán popular.
Sobre todo cuando se habla de recursos para remediar lo que la naturaleza daña cuando llegan las lluvias atípicas a Nuevo León, y te das cuenta que no hay esperanza de obtener apoyo.
Como ejemplo la mala suerte de la semana pasada. En el proyecto de egresos, el PEF, entregado el jueves en San Lázaro por el gobierno federal, no hubo buenas noticias en lo referente a la reconstrucción de la infraestructura hidráulica dañada durante el huracán Hanna, puesto que a pesar de que pidieron 278.4 millones de pesos para reparar los daños en Miguel de la Madrid y otras vías dañadas por dicho huracán, lo asignado son cero pesos. Parece un olvido, pero lo que sea el efecto es el mismo, porque del 25 al 27 de junio de 2020 a la fecha ha pasado demasiado tiempo, y no mejora.
Así que no habrá para limpiar, desazolvar, reemplazar los barrotes, los bordos, etcétera. No es para menos, el problema creció con las lluvias de la semana pasada, porque ahora se necesita maquinaria, mano de obra, material para el recarpeteo, en los municipios metropolitanos.
En Escobedo tan solo esta semana se gastaron 3 millones de pesos, porque los daños superan los 5 mil metros cuadrados de carpeta asfáltica dañada, sobre todo con baches. Los sectores más dañados como carretera a Colombia, Sendero, San Francisco.
Pretenden en dos semanas la reparación total, si la condiciones del tiempo lo permiten. Uno de los menos afectados, si cabe el término, es Apodaca, donde los daños superan los 9 mil 500 metros cuadrados de carpeta asfáltica. El gasto que calculan será mayor que 2.7 millones de pesos.
En San Nicolás están trabajando a marchas forzadas para reparar López Mateos, Manuel L. Barragán, entre otras vías semidestruidas.
En Monterrey, las zonas más dañadas como Luis Donaldo Colosio, No Reelección, Paseo de los Leones en el poniente, también van a requerir recursos millonarios.
Así, habrá que esperar una de dos: o los alcaldes se juntan y con mentalidad metropolitana encuentran la manera de obtener recursos extraordinarios, o de plano nos acostumbramos a vivir entre los cráteres y socavones, después de la tempestad.
Víctor Martínez Lucio