Política

Nada que celebrar

Ayer llegaron a Nuevo León otros dos vagones para la Línea 3 del Metro.

Son cuatro en total los que arribaron a la ciudad en estos días, procedentes todos de Alemania, donde fueron reconstruidos para que ahora trasladen a miles de usuarios a sus centros de trabajo o a sus diversas actividades a diario. El 12 de diciembre arribarán otros tres y así poco a poco llegar a medio centenar entre nuevos y usados, de Alemania y China.

Para el 15 de febrero, por lo pronto, ya deberá estar operando con normalidad esta nueva opción de transporte para la ciudad, al menos así lo prometió el gobierno estatal.

Hasta aquí todo suena como una buena noticia, porque todo lo que sea sumar a un servicio tan importante lo es; pero la realidad es otra.

La verdad es que no hay motivo para celebrar, ni para que la autoridad presuma la llegada de estos vagones, ni la puesta en marcha de los mismos en el viaducto correspondiente, porque los usuarios han tenido que esperar 7 largos años para ello.

Si tomamos en cuenta que fue el 1 de octubre de 2013, cuando el entonces gobernador Rodrigo Medina puso la primera piedra de la obra, prometiendo que daría servicio a 280 mil pasajeros, gracias a una inversión de 5 mil 700 millones de pesos, y que a la fecha el Metro no ha avanzado ni un centímetro ni transportado a un solo usuario, es evidente: no hay nada que celebrar.

Si nos ponemos a pensar, febrero forma parte del año electoral, y si ahora los pasajeros podrán gozar de este anhelado servicio, es como apostarle a la memoria corta en tiempos en que conviene que los potenciales votantes estén contentos.

Pero se necesita una dosis de ingenuidad para aplaudir la conclusión de una obra que si bien es cierto fue una “herencia maldita” del gobierno anterior, con un poco de voluntad y otro tanto de astucia se hubiera podido lograr antes.

Lo deseable es que no se haga una inauguración con bombo y platillo, que no se presuma como un mérito algo que es una pena, en el menor de los casos.

Lo deseable es que no se celebre algo que tardó casi ocho años en terminar; tiempo equivalente a otras magnas obras que ha erigido la humanidad, como un pirámide o la reconstrucción de ciudades tras desastres naturales o guerras.

Eso es lo deseable, pero no será así, ya verá. 

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Víctor Martínez Lucio
  • Víctor Martínez Lucio
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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