Hace casi cuatro décadas el entonces presidente de Estados Unidos, Ronald Reagan, acuñó una punzante frase con la que aún hasta nuestros días podemos referirnos a la política, salvo honrosas excepciones: “Se supone que la política es la segunda profesión más antigua sobre la Tierra, y he llegado a la conclusión de que se parece demasiado a la primera”.
En nuestro país, quienes nos gobiernan en su inmensa mayoría emanan de los partidos; ellos son los que los reclutan desde muy jóvenes, o en algunos casos los forman por años, los adhieren a sus proyectos.
Mucho se cuestiona hoy en día la vigencia o utilidad del sistema de partidos, y para dicha evaluación se alude a los más antiguos, Acción Nacional y el Revolucionario Institucional, para definir una crisis de identidad, de valores y por tanto de legitimidad en nuestro presente.
Paradójicamente, desde la cuna, ambos partidos tienen bases e ideales que, de cumplirse, los validaría por completo como opción en el pasado y el presente.
Uno de los conceptos más antiguos del PAN, sostenía así el inicio de su historia: “Acción Nacional es una organización de todos aquellos que, sin prejuicios ni resentimientos, ni apetitos personales, quieren hacer valer en la vida pública su convicción en una causa clara, definida, coincidente con la naturaleza real de la Nación y conforme a la dignidad de la persona humana”.
Hoy en el PAN, muchos de sus integrantes ceden ante sus apetitos personales, otros actúan con prejuicios y resentimientos, tanto que incluso abandonan el partido y luego reniegan de él.
En el PRI, si usted se va a su declaración de principios encontrará conceptos como éste: “Creemos en las alianzas y coaliciones electorales, siempre que estén fundadas en afinidad de tendencias que se expresen en auténticos programas comunes; rechazamos aquellas que se sustentan en coincidencias de mera coyuntura, simulando la identidad política vinculante, y que solo manifiesta una simple y llana ambición de poder por el poder”.
Hoy en el PRI se construye una alianza que en años pasados se calificaba como impensable, contra natura, pero que incluso ya les dio una gubernatura el domingo y es el principal proyecto de oposición para los comicios siguientes en estados como Nuevo León.
Recientemente Movimiento Ciudadano ha ganado terreno en el mapa político de nuestro estado, “pirateando” militantes, sin preguntarse a sí mismo: ¿qué se puede construir de esa manera y cuánto futuro tiene?
Continuaremos en una semana…
Víctor Martínez