Para doña Gloria
En recuerdo de mis primeras charlas con usted sobre estos temas, cuando era apenas un muchacho soñador.
Usted fue mi primera oyente y hoy que se va deduzco que lo dicho sigue vigente, 26 años después, éste es el mismo México que nos duele.
Vuele alto, no la olvidaré.
Ayer fue el día dedicado a las víctimas de desaparición forzada, reconocido como tal desde hace 11 años, por decreto de la ONU. Un día que no debería de existir.
Decenas de mujeres que viven la tragedia de no saber de sus hijos, esposos, hermanos, papás, se reunieron ayer en la plaza dedicada a esta vergonzosa realidad en el centro de Monterrey.
Juntas formaron la palabra desaparecidos con las prendas de vestir que conservan de sus familiares ausentes. Bajo el sol agobiante y la indiferencia del ciudadano que piensa que nunca le va a pasar.
Formaron también la cifra terrible que evidencia el tamaño de la tarea no hecha por las autoridades.
Otras renovaron nuevamente los listones con los nombres de ellos y en los árboles colocaron frases y nombres de ellos y ellas.
Así es como se vive el día que no debería existir en los “templos” dedicados a esta injusticia. Lejos de ahí, en recintos climatizados, algunos hombres y mujeres que juraron bajo protesta vigilar, proteger y hacer justicia, apenas y sacan la cabeza.
Mientras en el gobierno federal una vez más trataba ayer de responder al grito elevado de protesta con el anuncio de una nueva “comisión de la verdad y la justicia”, una más de las decisiones que nace del fracaso recurrente.
Así han pasado anteriores gobiernos y una larga lista de políticos que hacen como que escuchan y como que actúan. La simulación perfecta.
La realidad es cruda y está más allá de las oficinas, comisiones y procuradurías; está escrita con más de 94 mil nombres de personas que nunca volvieron a casa.
La padecen miles de padres y madres, muchos de ellos que incluso preferirían tener una tumba donde rezar.
El próximo 30 de agosto debería ser distinto, ojalá fuera así. El día que no debería existir.
Víctor Martínez
