Para cuando este artículo es publicado en Notivox Monterrey, faltarán 35 días para que se cumpla el año del primer caso de covid en Nuevo León.
Aquella noche de marzo del fatídico 2020, Manuel de la O reportaba el contagio de un sampetrino y muchos pensábamos que esto terminaría pronto. Qué ilusos fuimos.
Once meses después de esa noticia, ayer el Congreso de Nuevo León regresó de sus vacaciones y aprobó que el uso de cubrebocas sea obligatorio y quien no haga caso pague multas desde 448 hasta 896 pesos; haga trabajo comunitario por 8 horas, o si no quiere ser arrestado día y medio.
La reforma a la Ley Estatal de Salud exime a los menores de 18 años y a personas con discapacidad.
Tal vez a usted, en el papel le parezca una buena noticia, pese a que haya tardado mucho; puesto que Michoacán es obligatorio desde el 20 de enero, en Chiapas desde el 10 de diciembre, entre otros.
Pero el camino para que vayamos del dicho al hecho es más difícil de lo que parece.
Primero, ahora el estado deberá publicarla en el periódico oficial. Después los municipios tendrán un plazo de 10 días para incluir la medida en su reglamento de policía y buen gobierno, de justicia cívica y después empezar a aplicarla.
Perdón por ser aguafiestas, pero justo ahí es donde esta ley puede convertirse en “letra muerta”.
Tratemos de recordar en qué momento la fuerza pública ha colaborado para hacer que se cumplan las medidas sanitarias de movilidad.
Por otro lado: maldita costumbre la de esta sociedad, empecinada en cumplir la ley y comportarse solo cuando se nos obliga, acostumbrados a las multas, al gusto por lo prohibido. Adoptando aquello de que “con dinero y sin dinero, yo hago siempre lo que quiero, y mi palabra es la ley”.
Es triste, pero no todo mundo tiene el mismo grado de responsabilidad, no todos comprenden que la libertad de cada uno termina donde comienza la libertad de los demás.
Ojalá esa gente no tenga que hacer fila para comprar oxígeno, ni estén pronto esperando, en la puerta de un hospital, noticias sobre un ser querido o los restos de alguien que se fue.
Veremos.
