Política

El trono que Vicente deja vacante

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Vicente Fernández fue el nombre más pronunciado durante el domingo entero en México, y en el inicio de esta semana sigue acaparando la atención en los contenidos de los medios y las charlas cotidianas.

Lo que digamos en estas líneas podría ser altamente repetitivo y solo abonaría al cúmulo de elogios a su imagen que suelen componer la figura de un ídolo cuando éste muere.

Lo innegable es que la partida de Vicente hizo que, como desde hace tiempo no pasaba, dejáramos de lado por momentos los problemas sociales que nos aquejan y dedicáramos un rato a recordar su música y, por consecuencia, alguna etapa de la vida en que su potente voz y sentimiento amenizaron la ocasión.

Ya volverán los problemas a reclamar su espacio, pero por el momento queda en evidencia el lugar que Vicente ocupa en la cultura popular del mexicano.

Como todos, su vida está llena de claroscuros, como el evidente efecto de su ausencia en casa, por sus constantes giras que le impidieron formar a sus hijos, sobre todo el primogénito, o su historial de aventuras amorosas, muchas comprobadas y otras leyendas.

Lo cierto es que con Vicente se va una parte de la historia del México que defiende su cultura, y el máximo difusor de un género que, si bien no muere con él, pierde terreno ante los nuevos géneros. La música mexicana no debe ser privativa de una serenata, ni dejar que tienda a convertirse en un género de catálogo.

Es necesario tener y pronto un sucesor, alguien que siga sus pasos y defienda la herencia musical. Pero el paquete es pesado, porque era un ídolo con todo lo que esto significa; incluso su origen humilde, su carisma natural, el sentimiento impreso en sus interpretaciones que expresa las emociones y vivencias de muchos mexicanos a un nivel que tal vez solo José Alfredo Jiménez había logrado.

Su muerte es un disparo de salida para una competencia más allá de lo musical. Faltan ídolos, figuras públicas como Vicente, Juan Gabriel o de ese mismo calado, por las alegrías que ellos generan a una sociedad que lleva en la sangre el deseo de cantar al amor, a las penas y a la vida misma.

Construir lo que Vicente construyó en medio siglo se antoja difícil es estos tiempos en los que con suma facilidad se entronizan y se derriban personajes, hoy nacen, mañana mueren y los olvidan.

Ese trono quedó vacante.

Víctor Martínez

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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