Política

El que olvida mata

Todos estamos de acuerdo en que este viernes será un día importante.

Cada 10 de mayo lo es, porque se dedica el día en todo México a rendir un homenaje merecido a todas las mamás.

Podríamos escribir líneas y líneas, un ensayo completo sobre el trascendente papel de estas mujeres en la vida de todos. Sin duda y, pese a la modernidad actual, seguimos viviendo un matriarcado.

Pero más allá de las frases trilladas y los lugares comunes existe un gremio de madres en México, y concretamente en Nuevo León, que no quisiera oír o leer halagos en esta fecha; las madres de los desaparecidos.

Ellas necesitan y esperan algo más desde hace años.

Tuve la oportunidad de conocer a algunas de ellas estos últimos días y escuchar de sus propias voces la tragedia que viven en carne propia por la ausencia de hijos que no volvieron a casa hace años, incluso algunas hace más de una década.

Las frases con las que expresan su pesar calan hondo, muchas sugieren veladamente que preferirían saber si están vivos o muertos, porque la duda es peor; otras mantienen la esperanza y, cuando las fuerzas parecen agotarse, la ilusión las hace levantarse otra mañana pensando que tal vez hoy los verán volver para continuar la vida, para volver a dormir en calma como antes, para recuperar la sonrisa y el tiempo perdido.

En algunas se refleja la huella del tiempo de espera, en otras el cansancio de recorrer lugares en busca de sus hijos, en otras la desesperación que deja el vía crucis de visitar oficinas a reclamar respuestas, los años de ver pasar autoridad tras autoridad, de explicar su caso, de volver a relatar su historia de lágrimas.

Existen muchas muestras del valor de una madre, de su entrega y su sacrificio, pero pocas tal vez como la que evidencia esta lucha sin tregua contra el México que olvida a los desaparecidos.

El que olvida mata, me dijo de una de las mujeres que conocí durante las entrevistas para el programa Agenda en 360. No hay duda que tiene razón, porque el olvido no es aceptable, sería lapidario ante autoridades que ya sea por falta de logística o recursos, o por falta de interés, dejan la tarea pendiente y se van.

Las madres de los desaparecidos no pueden irse, no sin saber que algún día volverá esa parte de ellas que les fue abruptamente arrebatada.

Conversar con ellas es experimentar un cúmulo de sensaciones, una especie de losa sobre los hombros, pero a la vez la fuerza de madres que, aunque suene trillado, pelean con uñas y dientes contra un enemigo que no da la cara, y contra la indiferencia de todos.

El que olvida mata, ellas seguirán buscando.

Abrazo fuerte a todas las madres.


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Víctor Martínez Lucio
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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