Política

El Nuevo León violento

En Nuevo León, la violencia es el común denominador en la vida pública y lo más preocupante, en lo privado.

La violencia empieza cuando la capacidad termina, sostienen algunos, pero no necesariamente la violencia es un reflejo de una clase social o de un nivel intelectual o educativo. Se da hasta en las mejores familias y estratos sociales.

Vivimos en una ciudad metropolitana que violenta la paz en las calles y avenidas, que violenta la paz y la tranquilidad con las redes sociales, rompiendo el límite entre lo público y lo privado con el linchamiento diario; y lo más duro, nuestra ciudad violenta a veces lo más importante: la familia.

Los números son reveladores y son cifras oficiales que dicen que en los primeros siete meses del año, se hicieron al 911 un total de 58 mil llamadas de emergencia relacionadas con la violencia.

Esto representa que se reciben 11 llamadas por hora para denunciar violencia y pedir ayuda.

En el panorama nacional, Nuevo León está en la nada honrosa lista de cinco lugares con más denuncias de violencia en México.

Y para ser más claros, Nuevo León es primer lugar en llamadas de emergencia relacionadas con abuso sexual, con 605, según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Pero al margen de estos números, una parte sensible es la violencia de pareja, que en los primeros siete meses el estado ocupó el tercer lugar nacional, con 17 mil 259 casos.

Números reveladores que desalientan, que nos hacen pensar equivocadamente en este problema como tarea de otros, de todos, menos de nosotros.

Aunque parezca incongruente, el fenómeno de los feminicidios parece nublarnos la vista, y poner en segundo plano de importancia la violencia que, aun no terminando en luto, se padece a diario en silencio en cada hogar donde una mujer es golpeada, abusada sexualmente o es víctima de tortura psicológica.

Las huellas de ese tipo de violencia no se ven en la piel, pero no se borran de quien las padece.

Muchos casos tienen como elemento la reincidencia, por el perdón que la mujer da a su agresor por miedo, por un amor malentendido o simplemente por los hijos.

¿De quién es la labor? De todos, puesto que lo primero es denunciar, las mujeres que padecen violencia deben animarse a decirlo, una y otra vez, antes de que aquello termine mal.

Los centros de orientación y denuncia tienen que tomar con seriedad cada denuncia, no dar largas a los casos permitiendo que huya aquel que tiene la osadía de golpear a una mujer.

Los padres y hermanos desde casa inculcando en el seno familiar la equidad de género; nada de que “sirve a tu hermano, porque él es hombre”, “tú no puedes hacer esto o lo otro porque eres mujer”, etcétera.

Si formamos desde casa, hijos, hermanos o padres que valoren y respeten a la mujer, este país será otro, y ni una mujer más será golpeada o perderá su vida en manos del hombre que juró cuidarla y defenderla.

El día en que nos dejemos de una guerra de sexos estéril, o de manifestaciones inútiles que buscan matar machismo con feminismo, viviremos en un lugar libre de violencia.

Es desde el hogar, esa es la respuesta.

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Víctor Martínez Lucio
  • Víctor Martínez Lucio
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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