Política

El juicio de los hipócritas

Todos los que vimos el video de un Volkswagen o “vochito chocado por otro auto en San Pedro”, fuimos testigos del juicio público una vez más.

Nada tiene de particular si tomamos en cuenta que es el deporte de moda, el favorito para nuestra sociedad actual; alguien sube un video con la intención de hacerlo viral en la red, luego miles de personas comienzan la carnicería.

Para la inmensa mayoría, el conductor del auto Sonic gris es un auténtico homicida en potencia por lo que hizo el viernes, porque nada lo justifica. Adrián o como se llame, actuó mal, sin duda, es evidente si vemos el video, y puso en peligro la vida del conductor del auto compacto, la suya y la del acompañante que también se ha mencionado.

Ah, cómo les gusta el juego de las víctimas y villanos.

Pero hasta ahí llega la visión pírrica de los voraces espectadores en este coliseo romano, donde todos con un pulgar dicen si algo es bueno o es reprobable. Blanco o negro, sin tonos de gris, con un sí o un no, sin averiguación previa, sin dar lugar a dudas; ¿para qué?, el chiste es agarrar la piñata en turno y darle de palos entre todos.

Porque, ¿quién nos asegura que antes del capítulo violento que presenciamos no hubo una provocación?, nada lo justifica, es cierto, pero no puede haber de facto un bueno y un malo; rara vez se da esto en la vía pública, en nuestras calles llenas de estrés, de conductores inexpertos, llenos de vicios, ignorantes del reglamento de Tránsito, ignorantes de buenos modales. Quién no se ha topado alguna vez con un idiota que circula a baja velocidad dolosamente, solo por el gusto de joder al vecino; alguna hacen como que no se dan cuenta y otros incluso circulan con un brazo fuera del auto, como si no cupieran dentro, para ir reclinados; y nadie hace nada al respecto.

Pero el juicio público se basa siempre en lo que tiene frente a su nariz; solo la imagen del momento y vale poco o nada la intención de ubicar el hecho en un contexto. El ciudadano hipócrita maneja aún con el celular en la mano, sin el cinturón de seguridad, acelerando en ámbar, violando las cebras, ese espacio para que camine el peatón, pasándose los límites de velocidad por el arco del triunfo, y pegándole al gracioso o despistado para ser gandalla y no hacer fila para incorporarse a avenidas como Gonzalitos circulando por Constitución o a Miguel Alemán circulando por Constituyentes en Guadalupe.

Ésa es la realidad que no cambiaremos a base de videos en internet, con miles de juicios públicos, con Rts, likes o compartiendo comentarios.

Una cosa es decir y otra es hacer.


victormartí[email protected]


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Víctor Martínez Lucio
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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