La historia marca el nombre de Alejandro como uno de los más grandes conquistadores, un hombre capaz de formar un imperio, por 13 años, después de haber heredado el trono.
Alejandro Magno aprovechó para expandir cada vez más su territorio. Sus logros fueron históricos, desde la conquista del Imperio Persa, y después Siria, Egipto, Mesopotamia, India y otros más. Sus estrategias, cuestionadas por su exceso de rudeza lo hicieron convertirse en un personaje temido por todo ese tiempo, aunque muchas de sus hazañas rayan en la ficción.
Sin duda hay analogías no válidas, por no decir imposibles, como la de comparar a ese gran conquistador de la historia con el actual líder del PRI, Alejandro Moreno. No hay manera, salvo que el primero duró 13 años gloriosos, y el segundo pretende liderar 13 años el partido que algún día fue exitoso e imperial en México. La comparación sería antinómica; como el blanco al negro, como el calor al frío.
Alejandro Moreno Cárdenas consiguió que la Asamblea del PRI aprobara el domingo las reformas que le permiten quedarse y por medio de la reelección llegar incluso al año 2032.
Para muchos, su gestión ha sido una de las más desafortunadas en los 95 años de historia del tricolor, que pasó de ser hegemónico a considerarse elección tras elección como un gran perdedor.
En estos años, aunque no se puede atribuir por completo a sus acciones. En su gestión, el PRI ha estado lejos de conquistar territorios, incluso ha perdido 11 gubernaturas, entre ellas su máximo bastión, el Estado de México, su “fábrica de políticos”. Solo le quedan Coahuila y Durango, ambos en alianza.
Además, cayó al cuarto lugar en la preferencia nacional, porque tiene solamente 2.1 por ciento de las curules estatales y no ganó ni una por sí solo a nivel federal. También ha perdido 80.3 por ciento de su militancia.
Pero nada ha podido interrumpir su dirigencia, ni esos fracasos, ni otras situaciones cuestionadas en estos años. Ni en 2021, cuando él y varios de sus funcionarios fueron denunciados por presunta contratación de empresas fantasma.
Tampoco está fuera de base su señalamiento a quienes hoy son sus adversarios; acusa a Dulce María Sauri, Aurelio Nuño y otros más, de cínicos y verdaderos responsables de la debacle del partido que algún día dirigieron.
Algo debe tener Alejandro Moreno, porque pasará a la historia sin duda en este partido que, para muchos, se autodestruirá en cualquier momento.