Han transcurrido casi dos semanas del paso de Alberto por Nuevo León y ahora toca el recuento de los graves daños que dejó como parte negativa, sin dejar de lado la bendición que representa el agua que ahora tenemos por este fenómeno.
El fin de semana recorrimos los municipios del sur del estado y las zonas dañadas a lo largo de toda la Sierra de Santiago.
En la comunidad de San Isidro encontramos historias que son la viva estampa del infortunio, como el caso de doña Lorena García, quien tras las 18 horas de lluvia vio cómo su casa quedaba completamente sepultada por un deslave, perdiendo todo su patrimonio.
Algo similar encontramos en la comunidad del Cañón del Álamo, donde alrededor de 20 habitantes y 72 comuneros que quedaron incomunicados, perdieron sus cosechas y algunas pertenencias. Don Crispín Sauceda, habitante del lugar, comparó lo vivido con aquel huracán Gilberto, que en 1988 los dejó en la misma situación.
Si bien no hubo pérdidas humanas, se perdieron cultivos de nogal, aguacate y manzana que eran la principal fuente de sustento.
Se calcula que al menos mil 600 personas en la sierra quedaron incomunicadas por los daños en los caminos.
Hoy la principal necesidad es reconstruir caminos y viviendas, y según calculan esto podría llevarse hasta un año de obras.
El alcalde de Santiago ha tenido reuniones con el gobernador para exponer la problemática y solicitar apoyo. Las obras no pueden esperar, sobre todo la carretera principal es crucial porque es la ruta que utilizan los turistas para visitar la Sierra de Santiago, que es la principal fuente económica para los habitantes.
Igual suerte sufrieron municipios más al sur, como Zaragoza, Aramberri o Iturbide, lugares donde la necesidad es mucha después de la tormenta.
Nuevo León sigue en espera de los mil 500 millones de pesos federales que, adelantó el gobernador Samuel García Sepúlveda, llegarían ayer para reparar los primeros daños.
Con ese recurso se pretende dar alivio al Par Vial de Constitución-Morones Prieto, los daños y destrozos en Santa Catarina, y algo más para la Sierra de Santiago y parajes.
Pero el recurso no será suficiente, al menos eso parece porque cada que avanzan los días sube la cuenta de lo pendiente de reparar.
Después de la tempestad no siempre llega la calma.
