El 15 de octubre durante nuestra charla en un café, grabando para el programa Cambios, el gobernador Samuel García se expresó abiertamente sobre su intención de algún día ser candidato a la presidencia de México.
De inmediato, y como era de esperarse, surgieron las reacciones tanto a favor como en contra a nivel nacional, con intensidades diversas, sobre todo en redes sociales. La mayoría con molestia, cuestionando lo prematuro del destape.
En este mismo espacio editorial comenté en que Samuel se adelantó, tal vez no tan producto de la casualidad, porque en política eso no existe.
“Apúntenme”, dice Samuel con espontánea seguridad, para muchos anticlimática.
A su amigo Luis Donaldo Colosio le gritaron varias veces “presidente” , pero él prefirió no manifestar su deseo y circuló en la reunión con sobriedad.
Más tarde, para amortiguar, Samuel dijo que está concentrado en la gubernatura de Nuevo León, y para el proceso electoral aún falta mucho.
¿Por qué en su participación en la Convención Nacional de Movimiento Ciudadano menciona eso?
Este mensaje a los cuatro vientos llega después de dos meses de pugna entre su gabinete y los diputados; pero también tres días después del espaldarazo del presidente López Obrador, quien le expresó su apoyo ante la lucha con los partidos por temas como la Fiscalía.
Lo dice en medio de dicha confrontación en la que ha asestado golpes duros, pero en la que también podría perder pronto a su secretario general de Gobierno, a causa de un juicio político, e incluso en la que podría perder al titular de la SAT estatal, Félix Arratia.
Apenas el fin de semana, el gobernador invitó al diálogo a los diputados, asegurando que son tiempos de unión y perdón (por fiestas decembrinas), pero ayer los legisladores se dijeron sorprendidos por tal invitación, cuando en la práctica no da su brazo a torcer.
Así las señales cruzadas y los destapes.
A ver qué ocurre, porque mientras los ánimos están caldeados y nadie baja la guardia, el Ejecutivo se ve relajado y apoyado por la Federación, tanto que ya arropado por su partido se crece al castigo y dice “apúntenme”, casi nada.
Víctor Martínez