Si usted pensaba que ya estamos lejos de la terrible crisis del agua que padecimos durante más de dos años, que aquello de “ciudadanos de a cien” ya es innecesario, y que es lección aprendida para ciudadanos y autoridades, está en un error.
Nada de lo dicho en el párrafo anterior debe darse por sentado.
En tiempos en que el agua es el oro del noreste, toda decisión que afecte el caudal de nuestras presas debe analizarse con lupa, cabeza fría y sentido común.
Nos llovió, cierto, tenemos las presas llenas, cierto, pero tan difícil es manejar la carencia como la abundancia.
Hoy, ante el desfogue acelerado de El Cuchillo, hay más preguntas que respuestas y una preocupación legítima que no podemos ignorar.
Desde la noche del jueves y hasta esta noche del lunes se han extraído más de 85 millones de metros cúbicos de agua.
Una cifra equivalente a vaciar tres veces la presa La Boca. El Gobierno estatal confirma que el objetivo es liberar hasta 130 millones de metros cúbicos para “hacer espacio” para las lluvias pronosticadas.
Hasta hace apenas tres semanas, El Cuchillo rebasaba ligeramente su capacidad. Hoy, a pesar de que el nivel ha bajado al 84 por ciento, el argumento oficial insiste en que es “por seguridad”. Pero los datos duros, los números oficiales de la Comisión Nacional del Agua, cuentan otra historia: el embalse todavía tiene margen suficiente para captar escurrimientos sin necesidad de vaciarlo a este ritmo.
Las voces técnicas consultadas coinciden: no hay urgencia. Y más aún, advierten que detrás de estas extracciones podría haber otros intereses, como el riego agrícola en Tamaulipas o el cumplimiento de compromisos de pago de agua a Estados Unidos, bajo los tratados internacionales vigentes.
El Gobierno asegura que esta maniobra “no representa riesgo alguno” para el abasto del Área Metropolitana de Monterrey. Pero con la memoria todavía fresca de las restricciones de 2022, cuando nos tocó racionar el agua gota a gota, sería una irresponsabilidad no exigir rendición de cuentas inmediata.
Así, sea cual sea la verdad, lo cierto y más claro que el agua es que nunca como ahora hay que estar al pendiente del llenado de las presas, de las decisiones de las autoridades y de las propias en casa, porque cuidarla, por más trillado que parezca, es responsabilidad de todos.