Es lamentable que de forma recurrente la región carbonífera de Coahuila tenga que enfrentar accidentes en minas, que se traducen en lesiones y muertes, cuando parte de los mismos se podrían evitar teniendo mejores medidas de seguridad, pero sobre todo mecanismos que garanticen su cumplimiento.
No es un secreto que la mayor parte de los accidentes se concentran en los llamados pocitos, que no son minas formales, sino agujeros en la tierra en donde el carbón es sacado con muy pocas o nulas medidas de seguridad.
De forma que el primer objetivo de una política integral de seguridad debe ser la clausura total de estas unidades de negocio y multas muy fuertes para toda empresa que saque mineral en esta modalidad.
Un segundo aspecto a considerar es la necesidad de que la Secretaría del Trabajo del Gobierno Federal que tiene la atribución de revisar la seguridad en las minas, tenga una política más proactiva de visitas, para verificar el cumplimiento de las observaciones y requerimientos que se han hecho a cada mina en el pasado, aplicar sanciones cuando las mismas no se cumplan y clausurar temporalmente o en definitiva la operación de las minas que no tengan las condiciones necesarias para operar de forma óptima.
Mientras que un tercer punto, es la previsión, ya que si existe la posibilidad de accidentes, lo ideal es que existiera inversión para la reacción inmediata, es decir que de forma permanente se tenga instalado en Sabinas o en Rosita la maquinaria de perforación, las bombas de extracción de agua y el personal capacitado para responder a derrumbes o inundaciones en minas, ya que las acciones tempranas incrementan las posibilidades de realizar rescates con vida de los mineros.
La minería es el principal sostén de esa región en Coahuila y no se puede prescindir de la misma, se trata también de una profesión de alto riesgo incluso en las minas más equipadas, pero en lo que deben poner atención las autoridades es en la seguridad, para prevenir en lo posible los accidentes.
@victorsanval