Los mayores atributos que debe cuidar la persona titular de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, son la independencia, la legitimidad frente a los ciudadanos y el irrestricto respeto a la ley.
Pero la nueva titular del organismo Rosario Piedra Ibarra, perdió todos estos atributos aún antes de tomar protesta del cargo y en los días posteriores, se ha encargado de sabotear lo que quedaba de su buena imagen pública.
Para comenzar su designación fue ilegal en al menos dos sentidos, primero porque no logró las dos terceras partes de los senadores presentes requerida por el 102 constitucional; en ese sentido los senadores de MORENA argumentaron que si los logró, tomando en cuenta los votos depositados, pero la Constitución es clara, la cifra se determina respecto a los presentes y de acuerdo al quorum de ese día, a Rosario le faltaron dos votos.
Por si fuera poco, se descubrió que un mes antes de su designación y de acuerdo a los registros que el propio MORENA entregó al INE, ella formaba parte del Consejo Nacional de su partido, máximo órgano de decisión del mismo, al cual tuvo que haber renunciado al menos once meses antes para poder postular al cargo.
De hecho, en su comparecencia bajo protesta de decir verdad, mintió sobre dicha situación.
Además, hay serias dudas sobre su independencia, no solo por ser militante con licencia y ex candidata de MORENA, sino porque se niega a renunciar de forma definitiva al partido, ha alabado públicamente al Presidente en múltiples ocasiones y cuando se le pregunta sobre violaciones a derechos humanos en el actual gobierno, enfoca su respuesta a los gobiernos anteriores, además porque ha minimizado los ataques continuos de AMLO a miembros de los medios de comunicación.
Por si fuera poco, aceptó tomar protesta en medio de zafarranchos y violencia en el Senado.
Con todo ello, resulta difícil creer en Rosario Piedra y darle un voto de confianza, o al menos el beneficio de la duda al arranque de su gestión como ombudsperson.
@victorsanval