En todo el país y Tamaulipas el principal problema al que se enfrentan las autoridades de los tres niveles de gobierno es la inseguridad y por supuesto la sociedad civil sufre los embates de un flagelo cuyos actos de violencia día a día aumentan a pesar de las cuentas alegres.
En días pasados el Gobernador de Tamaulipas, Américo Villarreal Anaya, anunció la llegada de un contingente de 600 elementos de las fuerzas armadas a la entidad para brindar seguridad y tranquilidad a los tamaulipecos.
"Para nosotros es muy importante, la seguridad como una inversión en nuestro estado, para que se detonen todas las oportunidades económicas y de crecimiento, de desarrollo y esto conlleve mejores oportunidades de trabajo y mejor remunerado", indicó en su momento el mandatario.
Es de reconocer los primeros acercamientos entre el estado y la federación para seguir atendiendo uno de los serios problemas que han azotado a la sociedad tamaulipeca, porque a pesar de lo dicho por lo que se fueron la inseguridad tiene diferentes matices, desde Nuevo Laredo, pasando por la frontera chica, el resto de los municipios de la zona norte, la capital y la zona sur, cada región sufre el acoso muy particular por parte de aquellos que operan al margen de la legalidad.
Ante esto es indispensable cuestionar si las fuerzas armadas verdaderamente llegan a la entidad a proteger a la ciudadanía, a poner todo su empeño para mantener la paz y tranquilidad más allá de una semana como se ha informado. Indispensable es verlos recorrer cada rincón de los municipios donde se encuentren apostados y no solamente transitar por las avenidas principales como si participaran en un desfile cívico-militar.
Los diferentes sectores de la ciudadanía esperan más resultados a corto plazo y para eso se necesitan cuerpos de seguridad honestos, preparados y con todos los recursos para poder operar y desempeñar sus funciones.
Llámense como se llamen los responsables de salvaguardar la seguridad de las y los tamaulipecos tienen la obligación de corresponder a esa aprobación y hasta admiración que dicen tener, de lo contrario todo puede quedar en buenos deseos.