El Partido Revolucionario Institucional tocó la cima y el abismo en esta década por finalizar, quizá, la peor en más de 90 años de existencia. Recuperó la gloria entre el 2012 y el 2015, cuando tres cuartas partes del país lo controlaba.
Actualmente gobierna 12 estados y para 44 millones de mexicanos, pero mediáticamente vino a menos en tres años. Arrasado por la Cuarta Transformación y opacado por el recalcitrante panismo, las secuelas causadas por el polémico Enrique Peña Nieto, los escándalos de los ex gobernadores Javier Duarte, Rodrigo Medina, César Duarte y Roberto Borge, calan en la imagen hacia la población.
De eso trata de desligarse Alejandro Moreno, nuevo presidente del Comité Ejecutivo Nacional. Tarea nada sencilla cuando en algunos estados pasaron a ser tercera o cuarta fuerza política. Sin embargo, vende su arribo como la nueva cara del priismo: frescura, ideas nuevas y sobre todo, una autocrítica que en el pasado era inadmisible. Lanzado hacia las entidades castigadas, el otrora poderoso tricolor tamaulipeco se veía hasta hace unas semanas huérfano.
La voracidad de los Vientos de Cambio y la “Ola AMLO” lo mermaron, pero sin poder destruirlo en completo. Por algo, sus afiliados trabajan para el gobierno estatal y se colocan en puestos operativos dentro de la Federación.
Edgar Melhem Salinas fue elegido en evento en Ciudad Victoria donde muchos destacaron la convocatoria, otros la minimizaron y algunos le dieron una justa dimensión, pero no dejó de ser nota relevante.
El pasado, presente y el incierto futuro por afrontar, atrae lo que hagan o hasta dejen de hacer.
A diferencia de otras propuestas (Enrique Cárdenas o Tomás Gloria), sus ventajas son construir cuando fue delegado de Sedesol una estructura sólida, alianzas con los personajes líderes de sectores populares y sin una sombra a sus espaldas; es decir, no representa otros intereses.
Y en su discurso, mientras el pleito está entre azules y morenos, fue claro: ser alternativa, sacudirse la mala imagen, acabar los viejos vicios y costumbres. Modernizarse es la palabra. Pero además y para hacerlo creíble, el PRI debe ponerle inteligencia y muchas amígdalas, lo cual hace falta en este ambiente polarizado. _
