De acuerdo con el World Bank Group, en el 2015 empresarios hondureños reportaron crímenes como robo de vehículos, asaltos y secuestros que llevaron a una pérdida económica de hasta $63,730. Esta cifra es pequeña cuando se toma en consideración que en el 2014 el costo del crimen le costó 4.2% del PIB a Centroamérica (tan solo en El Salvador fue un 6.1%), comparado con la pérdida del 1.3% del PIB a Alemania o 2.76% a Estados Unidos. Esto se tradujo en una pérdida económica de $114.5 a 170.4 mil millones de dólares en Latinoamérica debido al crimen.
Ese mismo año, las encuestas LAPOP de la Universidad de Vanderbilt indicaron que casi la mitad de los encuestados habían sido víctimas de robo; el mayor porcentaje de robo armado se encontró en Venezuela, Honduras (59% de los robos fueron armados) y El Salvador, mientras que las menores cantidades se encontraron en Bolivia, Chile y Panamá. Algunos indicadores de utilidad son el porcentaje de victimización (definido como población que ha sufrido al menos un crimen), tasa de robos cada 100,000 individuos (esencial para poder entender la prevalencia de la violencia armada, tan abundante en América Latina) y el porcentaje de todo el crimen cometido con armas.
En la lista, Costa Rica es el país con el porcentaje más bajo de victimización, estando éste en 13.7% en el 2017; en este país la agresión con armas de fuegos fue la forma más común de victimización al tomar en cuenta los crímenes contra la persona (tanto de naturaleza sexual y contra la vida). Entre el 2008 y el 2017 se reportaron 187,194 crímenes contra personas, y aquellos perpetrados con armas de fuego constituyeron el 35%.
Es importante resaltar que se ha encontrado que tanto el consumo de alcohol y el uso de armas de fuego aumentaban la probabilidad de un homicidio al cometer un crimen de agresión; cuando estos crímenes se cometen, es altamente probable que estén conectados a robo o asalto fuera del hogar, y tan solo en el 2017 el robo (sin incluir el robo atentado) representó 12.6% de los crímenes reportados.
En Honduras, de las 994 lesiones reportadas en hombres durante el 2018 el 61% de ellas fueron causadas por armas de fuego, mientras que en las mujeres esta cifra fue del 74%. En Panamá el Ministerio de Seguridad llevó a cabo la primera Encuesta Nacional de Victimización y Seguridad Ciudadana (ENVI) en 2016; esta encuesta estimó que la inseguridad y crimen le costaron al país $205 millones el año anterior, y que el 19.9% de los panameños habían sido víctimas de al menos un crimen. Por el otro lado, en el 2018 el gobierno recuperó 1,230 armas de fuego y 23,781 municiones, y se reportaron 4,268 crímenes por posesión de armas de fuego (una tasa de 102.63 crímenes de este tipo por cada 100,000 individuos) y 79 por tráfico de armas y explosivos.
Las lesiones físicas fueron la forma más común de agresión en Guatemala en el 2013 en un 12.1% y en 2018 el 62.1% de las lesiones relacionadas con armas fueron causadas por armas de fuego. Casi 6 de cada 10 delincuentes reportaron portar algún tipo de arma (de fuego o arma blanca), y hasta el 4.5% de aquellos encuestados reportaron que habían comprado una pistola en respuesta al sentimiento creciente de inseguridad. En cuanto a El Salvador, en tan solo seis meses del 2014 se confiscaron 2,533 armas de fuego.
* El autor es médico investigador del movimiento Ciencia Previene Violencia, una iniciativa del Instituto de Salud Pública Anáhuac, Universidad Anáhuac México.