Detrás del vino se esconde una diversidad de sensaciones y experiencias, la mayoría amables y liberadoras ya que para muchos el vino es placer, es romanticismo, es libertad, es compañía, es soltarse. No es de sorprender que una copa de vino sea testigo de historias memorables con su encanto capáz de despertar la sensualidad y hasta el más sutíl sentimiento entre dos personas.
El vino estimula cada uno de los sentidos del cuerpo: la vista, al percibir su color; el tacto, al tomar la copa; el olfato, al buscar su aroma; el oído, durante el brindis; y cómo no, el gusto, al saborearlo. Sin embargo es quizá el gusto la fuente de experiencias inmediatas que mejores sensaciones nos regala, con la boca comemos, besamos, hablamos, y claro, bebemos vino.
Hace unos días durante una cata a ciegas en la cual participé, me percaté del poder unificador del vino en las personas, al observar que los asistentes sin conocerse previamente entre ellos, comenzaban a charlar e interactuar sin un motivo en especial, salvo una botella de vino al centro.
Es bien sabido que el vino ha formado parte de numerosas tradiciones, celebraciones y rituales, es un elemento de nuestra cultura que reúne a personas y abona a un mejor estilo de vida en las sociedades. A lo largo de la historia en la mitología griega, era considerada la bebida de los dioses y durante muchos años la ciencia, la poesía, la filosofía, la pintura, incluso la política, le dieron cuerpo y caracter a esta bebida. Fue el Imperio Romano el que extendió el cultivo de la vid por toda Europa, y durante más de dos milenios, desde la celebración de la Última Cena, el vino ha sido el símbolo de referencia para los cristianos.
Hoy por hoy existen muchas analogías sobre el vino y su influencia en el caracter humano, definiendo la personalidad y la forma de ver y vivir la vida. Mucho se ha dicho que tomar vino sus bondades ya que nos brinda sentimientos de felicidad a su vez que funge como liberador de endorfinas que nos permiten relajarnos y disfrutar más de la vida. Pero es además la propia ciencia la que señala algunos de sus beneficios, por ejemplo, que es antibacteriano, fortalece los huesos, disminuye el colesterol, proporciona antioxidantes, por mencionar algunos. Desde el punto de vista del marketing, me platicaba el sommelier Luis Morones, que en los últimos años se ha observado un consumo aspiracional que se ve reflejado en el incremento considerable de tiendas especializadas de vinos, celebraciones y eventos. El vino se nos muestra hoy por hoy como una bebida a través de la cual las peronas quieren y esperan encontrar algo sobre su personalidad y aunque el mejor vino es el que más nos gusta, su sabor no es el único atractivo, es un medio perfecto para un fin mayor.
Verónica Sánchez