Las caminatas no se vieron. Las rodadas no salieron. Los auditorios lucieron vacíos.
Por segundo año consecutivo y gracias a la presencia de la pandemia por Covid-19, las actividades alusivas al Día Mundial de Concienciación sobre el Autismo brillaron por su ausencia.
Incluso, los grandes y emblemáticos edificios que se iluminaban de azul en cada ciudad, fueron poco vistos.
Ahora, como el año anterior, los eventos se pudieron aprovechar solo de manera virtual.
Quizá, eso es lo más significativo en torno al tema del autismo, el cambio en el modo de la conmemoración, forma, y no en sus contenidos, fondo.
Los desafíos que los chicos con autismo enfrentan para entrar y disfrutar la cotidianeidad, son aún muy arraigados y poco comprendidos.
Desde hace unos años hacia acá, se habla de que es la inclusión, la llave maestra para que la sociedad se abra de manera definitiva a su incorporación, pero lo expertos han dicho que el concepto se queda corto, por lo que, ahora el exhorto es su participación activa en todos los espacios.
Se antoja mayúsculo el reto, sobre todo, cuando los ciudadanos nos preparamos actualmente para la jornada cívica más grande de la historia: las elecciones del próximo 6 de junio.
Todas y todos aquellos jóvenes con autismo en edad de votar ¿Tiene su credencial de elector? ¿En cuántas ocasiones han ejercido su derecho al voto? ¿Será la primera vez que lo hacen? ¿Cuántos de ellos tendrán la posibilidad de ocupar un lugar en las mesas de casilla? ¿Serán contemplados como observadores y capacitadores electorales?
El compromiso de la autoridad electoral no se reduce solo al hecho de expedir un plástico para que acredite la identidad de cada una de las personas con autismo, debe –o debería- ser un impulso y garante de todos los derechos políticos electorales que usted y yo gozamos ¿lo había pensado?
Todo ello, sin contar con las propuestas que de ahora en adelante escucharemos de las y los candidatos en torno a la elaboración de políticas públicas para garantizar la participación activa de las personas con autismo en todos los espacios de la una ciudad…bueno, si es que las hay.
La fiesta cívica del 6 de junio, no solo se antoja de expectativas altas y anchas en cuanto a ser las elecciones más grandes de la historia, sino, en conocer cómo serán las acciones afirmativas de la autoridad electoral para darle participación activa a las personas con discapacidad psicosocial, entre ellas, las personas con autismo.
Primero Persona.