Ciencia y Salud

La importancia de las pausas en el encuentro erótico

  • El sexódromo
  • La importancia de las pausas en el encuentro erótico
  • Verónica Maza Bustamante

De acuerdo con una investigación de la Universidad de Pensilvania y otra de la Universidad Utrecht en los Países Bajos, una relación sexual satisfactoria o, digamos, deseable, dura entre siete y 13 minutos, mientras que una corta va de uno a dos minutos. Con base en esto, se considera un encuentro prolongado aquel que se disfruta de diez a 30 minutos. Los estudios registraron que el tiempo más corto de coito en pareja fue de 33 segundos, mientras que el más prolongado, de 44.

Siempre me ha llamado la atención —y aquí lo he dicho— esta obsesión por los números en las cuestiones eróticas. Si bien las indagaciones profesionales sirven como herramienta para sexólog@s y terapeutas de pareja, en realidad no deberían considerarse como lo ideal en el disfrute del placer, pues eso va marcando “línea”, haciendo que los compañeros de gozo sientan que, al cumplir con lo requerido, ya no pueden ir más lejos o que su práctica es pésima.

El sexo tántrico nos ha enseñado algo muy importante: hay que olvidarse de lo que convencionalmente entendemos por sexo para poder tener encuentros eróticos sin límite de tiempo, relajados y con escalas, pues la meta no es alcanzar el orgasmo (el cual llegará, si así lo deseamos, y de una manera mil veces más intensa de lo que creemos) sino construir intimidad y unión con quien nos acompaña.

Las pausas son de gran ayuda para administrar el placer. ¿A qué me refiero con ello? Por lo regular, se supone que después de unos pocos minutos de caricias y oralidades (en el mejor de los casos) se debe proceder a la penetración, la cual llevará a movimientos constantes, en muchos casos con una sola postura, hasta llegar a la eyaculación. Si en el camino se da el orgasmo femenino, bienvenido, y si no, ya será para la próxima.

Sin embargo, está comprobado que el coito es solo una de innumerables posibilidades que nos acercan al gozo más intenso. Si se inicia con caricias, sintiendo cada parte del cuerpo ajeno e invitando a explorar el propio, un excelente ejercicio será detenerse cuando la excitación esté en un punto alto. Les juro que no pasa nada: ni les van a doler los testículos ni perderán la erección ni la lubricación. Si se da alguna de estas dos últimas situaciones, cuando se regrese a la estimulación volverán a aparecer. En ese tiempo se puede conversar, escuchar música, bailar, integrar algún alimento al viaje emocional y sensorial o simplemente dejar el pene dentro de la vagina sin moverse, mirándose a los ojos, hasta que después de un rato los cuerpos se agiten de nuevo.

Esto lo pueden repetir varias veces en una misma jornada. La excitación se irá acumulando, al igual que las sensaciones. Las mujeres podrán tener varios orgasmos mediante diversas estimulaciones antes de que sus compañeros eyaculen. Una recomendación más es no dejar de moverse en cuanto se llegue al orgasmo. Seguir con el estímulo unos minutos tras ese primer clímax puede ser la entrada al multiorgasmo para ambos sexos. 

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Reflexiones sobre la virginidad

Se dice que una mujer es virgen si un hombre no ha insertado el pene dentro de su vagina. Otros definen a alguien “virgen” como una persona que no ha tenido ninguna clase de contacto sexual con otra ni ha explorado su propio cuerpo. Numerosas religiones les piden a las jóvenes que se abstengan no solo del sexo físico, sino también de los pensamientos sexuales. Y unos más afirman que esta condición la presentan aquellas que tienen intacto el himen.

La virginidad no tendría que ser una cuestión anatómica, pues se trata más de un límite mental que de un estado físico. Tal como dice la sexóloga Charley Ferrer, en tiempos antiguos era la forma de describir a la mujer o al hombre que era capaz de decidir por sí mism@. Cientos de años después la virginidad se ha convertido en sinónimo de “no sexo” o de “no penetración”. Por eso, cada vez son más las y los adolescentes y adultos jóvenes que están eligiendo el sexo oral y el sexo anal como una forma de “permanecer vírgenes”, pero el problema es que piensan que de esta forma no hay riesgo de embarazo por lo que no usan protección, sin tomar en cuenta las infecciones de transmisión sexual.

Uno de los asuntos más importantes al iniciar la vida sexual, con penetración o sin ella, es elegir el momento adecuado. Algunos se preguntan si existe una edad ideal; creo que se trata, más bien, de la preparación y el deseo, y con ello me refiero a querer hacerlo, no a buscar una relación sin sentido con la primera persona que nos mire bonito para poder saciar una urgente necesidad corporal.

Habrá quienes prefieran esperar hasta los veintitantos (pareciera que no, pero todavía existen) y otros que desde temprana edad quieran saber de qué se trata la experiencia erótica. No tendríamos por qué etiquetar de “buena” o “mala” una postura o la otra, sino pensar en qué es lo que desea obtener, sentir, experimentar, pensar, quien tendrá su primera experiencia sexual, contemplando siempre las ventajas y las posibles complicaciones para que sea una vivencia excepcional en lugar de terminar preocupados, asustados y con dudas.



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