Política

La mejor diplomacia para el peor momento

Cuando el mundo padece simultáneamente las mayores crisis sanitaria y financiera en casi un siglo, derivadas ambas de la irrupción de la pandemia de SARS-CoV2, la diplomacia mexicana —como ha ocurrido en otros momentos destacados de su historia— está dando lo mejor de sí para que el país salga adelante.

Durante el último año, el trabajo del Servicio Exterior Mexicano y de funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), bajo el liderazgo del canciller Marcelo Ebrard, ha sido clave para garantizar el suministro de vacunas y de otros insumos médicos. Hoy los damos por descontados, pero hace apenas un año carecíamos en un número suficiente de cubrebocas, batas y ventiladores mecánicos.

Pese al respaldo presidencial y de la mayoría del público a estas labores, han surgido recientemente voces que —en un modo que no deja de ser sorprendente— apuntan a la acción diplomática durante la pandemia como una especie de evidencia de que el canciller Ebrard y la SRE no están atendiendo los asuntos de su competencia. Una línea de cuestionamiento paralela a la anterior reprocha una supuesta pérdida del prestigio internacional de México, y acusa al presidente de la República de tener una visión aislacionista.

Las tres críticas son endebles y ninguna está soportada por la evidencia, sino lo contrario. Vayamos a la primera. La SRE ha encabezado la cruzada por garantizar el acceso temprano y universal de la vacuna, porque así le fue encomendado por el presidente y porque no hay, en este contexto de muerte y depresión económica, mejor antídoto para la recuperación que la vacuna.

El que México haya recibido o envasado casi 18 millones de dosis de vacunas listas para aplicar no ha sido fácil. Las vacunas no se compran y venden bajo una lógica tradicional de mercado, en el que basta con completar órdenes de pago. El de los biológicos contra el COVID-19 se trata de un mercado híper competido en el que se negocian productos que ni siquiera cuentan con permiso para uso comercial (sino apenas de emergencia) y que en la mayoría de los casos no han sido fabricados.

Hay una geopolítica de la vacuna. Se han requerido incontables gestiones diplomáticas que se han realizado, en algunos casos —como con Estados Unidos, Rusia y China— a nivel presidencial. La participación de la subsecretaria Martha Delgado ha sido destacada en este rubro.

Tampoco es cierto que la diplomacia no siga su marcha. Pese a las predicciones catastrofistas, México está tejiendo fino en su relación con Estados Unidos. No por nada fue con el presidente López Obrador con quien el presidente Biden tuvo su segundo encuentro virtual y nuestro fue el primer país beneficiado por un acuerdo de préstamo de vacunas de EE. UU., el cual fue gestionado por Roberto Velasco, encargado de despacho para América del Norte.

Con América Latina, bajo la conducción del subsecretario Maximiliano Reyes, nos hemos enfocado en proyectos de cooperación en áreas como salud, educación y tecnología espacial. La idea ha sido ponderar lo que nos une. Como no ocurría desde hace décadas, México está teniendo una relación armónica con todos sus vecinos. Por su parte, la subsecretaria de Relaciones Exteriores, la embajadora emérita Carmen Moreno Toscano, está expandiendo el diálogo político con potencias clave como Rusia e India.

El prestigio de México es fuerte, porque deriva de su posición como una gran democracia en transformación. México no se aísla, sino que contribuye para la construcción de soluciones a los retos más apremiantes de la humanidad mediante un multilateralismo eficaz. He ahí como ejemplo la resolución A/RES/74/274, que busca promover y asegurar el acceso global a medicamentos, vacunas y equipos médicos contra el COVID-19, impulsada por México y aprobada por 179 países en el seno en la Asamblea General de la ONU en abril de hace un año. Están ahí las denuncias por acaparamiento de vacunas por grandes potencias. He ahí el trabajo de la Amexcid, a cargo de Laura Elena Carrillo, para financiar programas de empleo en Centroamérica o donar ventiladores mecánicos desarrollados y fabricados en México a países del Caribe.

Distingamos lo nimio de lo trascedente. Esto es que, en el peor momento posible, México está desplegando, como en los momentos más destacados de su historia, lo mejor de su diplomacia.

* Daniel Millán

* El autor es jefe de la Oficina del Secretario de Relaciones Exteriores.

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