Se ha dicho tanto sobre la importancia de leer, y –cuestionablemente- se ha instalado sólo en la Literatura el campo de ejercicio de esa buena práctica, necesaria para…¿? Leer es importante para conectar con lo escrito, es decir ¿en el mensaje habita el valor de leer?
La palabra es el vehículo de las ideas. Es el lenguaje que se le enseña al cerebro para dialogar o para adoctrinar sobre el mundo. Y es así que vemos hablar el cerebro dentro de nuestra cabeza.
Leer no enseña a pensar. Lo escrito es un pensamiento ya elaborado. Pensar es actuar en el mundo de las ideas y las palabras; actuar es construir o destruir la propia idea del mundo, sus seres y de sí mismo, a partir de lo leído.
Solemos construir nuestros propios cuentos… o leerlos y reinventar. Un nuevo principio no es siempre la búsqueda de un distinto final.
Leer conecta, pero... con qué, que no sea la propia naturaleza del lector. Y de qué sirve saberse igual de miserable que otro, por más que sea un personaje en la ficción más mentirosa que hay, llamada Literatura.
La escritura es música, la escritura es prisma de luz y sombra; la Literatura purifica en arquetipos personaje y emociones universales, modos de explicarse el “estar” y modos de manifestar el “ser”.
Leer no sería más importante que el conversar. ¿No es el conversar un conectar más allá de la resonancia retórica y melódica de la Literatura?
Pero, así como comer es importante para vivir, leer es importante para saber que se existe y que otros existen, cuando la conversación del exterior ha callado o se ha llenado de ruido. Uno puede constatar que vive, muriendo o conversando, pero, ¿leyendo? Leyendo se constata que algo se ha vivido o que alguien más ha vivido ya.La escritura es siempre memoria, la lectura es siempre pasado, el pensar es siempre presente. No hay futuro en la lectura de la Literatura, en ella el alma humana se repite y se recicla para ser siempre los mismos, hay un adentro, un alef, fractal en donde perderse en un mismo. Habría, además, que leer otras cosas,como Ciencia y Filosofía, que también dicen y muestran, pero sin el oscuro decir entre líneas, con las piezas para armar en las manos. Una robótica literaria que con claridad indique qué pretende formar de uno mismo, a fin de cuentas.el ser humano, el lector…es un modelo para armar. _