Tres exhumaciones recientes llaman la atención del mundo literario: la de Pablo Neruda, su cuerpo extraído de la tierra para averiguar con las técnicas modernas si murió envenenado. La de Sor Juana Inés de la Cruz para demostrar en base a estudios antropomórficos si es realmente ella quien habita su tumba. Y en España intentan identificar genéticamente los restos de Miguel de Cervantes Saavedra.No es un asunto sólo de saber la verdad, es una necesidad de mantener el mito, de mitificar desmitificando, de resignificar el pasado desde la óptica del presente, o viceversa. Se trata también de humanizar a la ciencia valiéndose del estudio de tres especímenes del genio de la palabra.
Arqueólogos de la muerte, los “científicos de la historia” hacen pensar:¿Cuántos sepulcros veneramos con personas que no son las que creemos?¿Cuántos mitos estructurales de nuestro sistema de creencias debiéramos autentificar? ¿Para qué hacerlo?¿Es el pasado la pieza que da sentido al futuro, su cimiento, su plataforma?
Exhumar es buscar, en la frontera del olvido, la certeza de uno mismo.Para construir futuro la mente obliga a voltear hacia el pasado, lo llamaré, con ayuda de mi amiga psicoanalista: Síndrome de Continuidad Interrumpida. En este estado aparece en algunas personas una necesidad de reconstrucción del linaje, establecer con claridad la línea ancestral se torna en la evocación tangible de lo ausente inasible: el padre, la madre, el abuelo y el abuelo del abuelo del abuelo.En el proceso de desvanecimiento del objeto de un “mañana”, es vital el peso ancestral para asirse a la realidad de seguir siendo quien uno es.
Puede compararse este estado al Síndrome de Ulises, el estrés del emigrante al afincarse en una nueva tierra, pero aquí se esemigrante de las distintas etapas del tiempo de vida. Para un portador de memoria esto implica perder y encontrar el sentido de vivir cada vez que se mueve la historia personal.“No es un trastorno mental, no es depresión,es un cuadro intenso de estrés, un duelo migratorio extremo”.
El pasado es la tumba a la que rezamos. El próximo tramo del camino se recorre acasovolviendo sobre los propios pasos, a exhumar el propio mito, para reconstruir la mera idea de futuro.