El caso de Félix Salgado Macedonio, candidato de Morena a la gubernatura de Guerrero acusado de múltiples abusos sexuales, ilustra uno de los tantos síntomas del dominio masculino de la política, sustentado en la concepción de ésta como un ejercicio de eterna competencia, control y conquista. El pacto cómplice entre hombres con poder privilegia el acceso a posiciones ventajosas desde las cuales se perpetúan las prerrogativas masculinas en el gobierno de la sociedad en su conjunto, pero, por encima de todo, en el control y disposición de las mujeres. El descaro y la impunidad de los perpetradores de las clases políticas —recordemos las absoluciones a Donald Trump y Joe Biden, denunciados también por abuso sexual— mandan un mensaje claro, especialmente al resto de los hombres: las mujeres son trofeos que se conquistan, voluntades y cuerpos a doblegar que suman al sostenimiento de una virilidad que se presenta a sí misma como indomable, siempre firme, eternamente dispuesta al combate, a la ocupación y al avasallamiento.
La política masculina pasa por el dominio que se realiza a través de la humillación de las y los adversarios. Hay que jodérselos, desprestigiarlos y ridiculizarlos con tal de ganar e imponerse; entre más se sale uno con la suya, más hombre se es. El predominio masculino en el dictado de las reglas y en el diseño y operación de las instituciones, aun de la democracia, garantiza también la impunidad a través de embustes moralizantes que privilegian las voces y razones masculinas por encima de sus víctimas, quienes siempre serán forzadas a ocupar el lugar que según los hombres les corresponde. Decir que los delitos de abuso sexual prescriben y que las acusaciones de este tipo son “golpes bajos” —a los sacrosantos genitales masculinos— reitera el ejercicio de este tipo de política truculento y mafioso que busca interminablemente prestigio. Para acceder a sociedades más justas y sustentables tendremos que despatriarcalizar a sus instituciones, empezando por cuestionar lo que sus prácticas suponen y los resultados a los que conllevan.
MARCO ARANDA ANDRADE
Iinso-UANL
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