Después del encargo del taller de escritura crítica Avispero, me di a la tarea de investigar el término bildungsroman; al buscarlo en internet apareció la traducción: «novela de aprendizaje». En ese instante pensé en Mujercitas y en una larga lista de libros que leí en la adolescencia, que podría decir que me marcaron. Cuando leí Crimen y castigo (1866), de Dostoyevski, los libros de Edgar Allan Poe y Horacio Quiroga, o los de Herman Hesse, mejoré mi gusto literario. Recordar mis bildungsroman me hace traer a la mesa una pregunta que me hice al inicio de la licenciatura de Ciencias Políticas, y que tratamos cada semana en el seminario que coordino (Educación y Feminismos): en esta configuración binaria del género, ¿dónde están las mujeres?, ¿dónde están sus voces, nuestras voces, de esa mitad de la humanidad? Son alrededor del 70% de la matrícula total en la UDLAP, 70% de la matrícula de la licenciatura en la que enseño (Relaciones Internacionales), y somos el 51% de la humanidad.
Reflexionemos sobre lo que nos inculcan desde pequeños: el amor romántico, la heteronorma, la monogamia, la idea de que el cuerpo de las mujeres les pertenece a los hombres, o que los héroes, filósofos y líderes son hombres; por ejemplo, en Robinson Crusoe, Viaje al centro de la tierra, El libro de la selva, etcétera., y ni hablar de Los gritos del silencio de un innombrable. Hoy la pregunta es: ¿y qué les toca hacer a los hombres? (Monge, 2019).
Desde que empecé a estudiar Ciencia Política, lo único que me encontraba eran estudios sobre el hombre y su obra. Cuando una vez osé preguntarme ¿y las mujeres?, me dio desasosiego, porque la pregunta implicaba replantearme ¡todo!; todo lo que había aprendido hasta ese momento. Mi deconstrucción inició de forma amorosa cuando me convertí en mamá trabajadora hace seis años. Me di cuenta de que, para la década de los noventa, no tenía los medios para responder a esa pregunta. En mi círculo nunca nos planteamos la desigualdad entre hombres y mujeres; pensábamos que no era tema, porque gozábamos de un privilegio, y no veíamos que tantas otras no. En la Universidad Iberoamericana no se hablaba de esto (hoy es diferente); nunca escuché a un sólo profesor o profesora (tuve muy pocas) hablar del feminismo, y si lo encontraba en los libros, era siempre el último capítulo: un apéndice, una costilla…Podemos decir que en esa época nos encontrábamos en el valle de la «tercera ola», viviendo un tremendo revés feminista, iniciado en la década de los ochenta, donde las mujeres y la sociedad en general fueron manipuladas por la cultura popular, los medios y el gobierno de Reagan. Que existan retrocesos es una constante en el movimiento feminista. Ahora no es la excepción.
Desde 2010 presenciamos una nueva década: la de las mujeres (Chabert, 2020), donde no sólo por miles, sino por millones hemos salido a las calles para denunciar la violencia machista, la inequidad laboral, el acoso y el hostigamiento, y una cultura de la violación. Existen detractores: los medios electrónicos, particularmente las redes sociales, registran mensajes de odio y desprestigio a las feministas o al «feminismo» (aunque hay muchos). Una de las formas que sugiere el filósofo Leonardo da Jandra para hacerles frente es que la motivación de la lucha no nazca del odio, sino de la organización inteligente de las mujeres.
Partamos de la idea de que las mujeres somos un colectivo heterogéneo, aunque perseguimos lo mismo: 1) Alto a los feminicidios y todo tipo de violencia. 2) Responsabilidad del Estado para con las mujeres y niñas: acceso a la justicia, goce pleno de derechos (educación, salud y reproductivos). 3) Fortalecimiento de las políticas de equidad de género en todas partes. 4) Libertad para decidir sobre nuestro cuerpo (aborto libre, seguro y gratuito). Este semestre el 50% de mis estudiantes de nuevo ingreso son ¡feministas y activistas! Nunca me había pasado en los ocho años que llevo dando clases. Hoy observo un salto cuantitativo en la conciencia feminista: he contribuido a la formación de las estudiantes feministas que he tenido hasta hoy, y eso ha rendido frutos. Puedo constatar que hay un cambio generacional, por lo que ya comenzamos a hablar de una «cuarta ola del feminismo».
Para más información: Chabert-Bravo, R. (2020). Una nueva década: la de las mujeres. Milenio.
Domínguez-Michael, C. (1999). Herman Hesse: la desaparición de los oráculos. Letras Libres. Recuperado de https://www.letraslibres.com/mexico/revista/herman-hesse-la-desaparicion-los-oraculos
Faludi, S. (1991). Backlash: The Undeclared War against American Women. Nueva York: Broadway Books.
Monge, E. (2019). MeToo: lo que nos toca hacer a los hombres. El País.
Steinem, G. (1991). Revolution from Within: A Book of Self-Esteem. Nueva York: Open Road.
Varela, N. (2013). Feminismo para principiantes. Random House.
Varela, N. (2020). El tsunami feminista. Nueva Sociedad.
DAINZÚ LÓPEZ DE LARA E.
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