Política

Agua del río Pánuco: ¿qué sigue?

En los últimos días ha vuelto a tener presencia en los medios un revivido proyecto de trasvasar agua de la cuenca del río Pánuco a los estados de Tamaulipas y Nuevo León, impulsado principalmente por el gobernador de aquel estado, ingeniero Américo Villarreal Anaya, y apoyado en segunda instancia por el gobernador de Nuevo León, Samuel García Sepúlveda. Esta nueva versión, que tiene como antecedentes aquel proyecto Monterrey VI promovido en la gestión de Rodrigo Medina de la Cruz, y una iniciativa del propio gobernador García Sepúlveda a principios de año pasado, propone trasvasar 30 metros cúbicos por segundo desde la misma cuenca del Pánuco a Tamaulipas, bajo el argumento de importantes beneficios para los principales distritos de riego del estado, así como apoyar en el abasto a las ciudades fronterizas de Tamaulipas. Incluso en su momento se habló de enfrentar con más holgura los compromisos de entregas de agua de México en el río Bravo bajo el marco del Tratado Internacional de Distribución de Aguas de 1944 con Estados Unidos. Aunque el gobernador tamaulipeco ha puntualizado que en el proyecto se considerarán primordialmente los beneficios a su estado, existe apertura para la participación de Nuevo León a través de transferencias de agua desde la presa Vicente Guerrero, un elemento central del proyecto. En el aspecto del financiamiento de la obra se ha hablado de un crédito del Banco de Desarrollo de América del Norte (BDAM).

En México los trasvases entre cuencas han sido uno de los principales factores de conflicto en el acceso al agua, y el caso del río Pánuco no es ajeno a esto. El tema ya era manejado por gobiernos anteriores a la gestión de Rodrigo Medina de la Cruz, y ha estado marcado por la controversia al involucrar intereses y derechos de diferentes gobiernos y grupos en las zonas de extracción y entrega del recurso. Uno de los aspectos que llevaron a la cancelación del proyecto Monterrey VI fue precisamente la consideración de los impactos que el mismo tendría en las zonas de extracción en la Huasteca potosina. En esta ocasión llama la atención que en los posicionamientos en torno a los beneficios del trasvase que han hecho ambos mandatarios haya un evidente énfasis en los beneficios en ambos casos, quedando fuera no solo la postura que pueda tener el gobernador de San Luis Potosí, José Ricardo Gallardo, sino los impactos que el proyecto tendrá para ese estado.

Esta visión ha sido clara por parte del representante de Tamaulipas ante el Gobierno de Nuevo León, en el sentido de que Conagua es la que tendrá la última palabra en torno al proyecto, implicando una postura obligada de alineación por parte de San Luis Potosí, y a pesar de la postura del gobernador potosino en el sentido de promover bloqueos entre los ejidatarios que dependen del Pánuco para sus cosechas y alimentación del ganado. Cabe aquí mencionar también que el presidente López Obrador durante su gestión ha mantenido una posición de rechazar estos proyectos, y es posible que la misma se mantenga en lo que resta de su sexenio.

La situación descrita tiene implicaciones de tiempo para ambos gobiernos. Aunque existe la confianza de que la próxima administración federal adopte otra actitud en torno al proyecto, se hace indispensable en ambos casos el considerar otras medidas o políticas alternas que les permitan enfrentar sus necesidades tanto a corto como a más largo plazo. En la actualidad existe una tendencia entre diferentes gobiernos a nivel mundial que han puesto en práctica políticas de manejo de la demanda en la planeación de sus recursos hídricos para enfrentar nuevas problemáticas en sus regiones y ciudades. El modelo tradicional de desarrollar costosa infraestructura para llevar agua desde lugares cada vez más distantes, como la medida más rápida para solucionar problemas de desabasto va quedando relegado en diferentes casos, pues estas acciones por sí solas no han cumplido con las expectativas de solucionar por un lado las necesidades de los grandes centros urbanos y complejos industriales y turísticos, afectando por el otro lado a las regiones de extracción en diferentes aspectos.

El pasado 22 de marzo se cumplieron tres décadas en que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) convoca anualmente a gobiernos, instituciones y sociedad a nivel global a reflexionar y crear conciencia sobre la importancia vital del agua y la necesidad de cuidarla y gestionarla sustentablemente. Los desafíos que anteponen el crecimiento de la población y las actividades económicas en nuestro país hacen imprescindible el plantear esquemas de manejo integrales, que no privilegien solo la idea de transportar agua desde fuentes lejanas. Existen otras opciones menos costosas en cuya consideración Nuevo León ya cuenta con un importante antecedente histórico. Como el mismo gobernador García Sepúlveda ha planteado, este es el mejor momento para innovar en la planeación de nuestros recursos hídricos.

José Luis Castro Ruiz*

Profesor investigador, El Colegio de la Frontera Norte Unidad Monterrey

*Las opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien escribe. No representa un posicionamiento de El Colegio de la Frontera Norte


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