Política

Vacunas científicas para la vida

Hace pocos días la noticia sobre el acceso a la vacuna contra el covid-19 para los mexicanos representó un halo de esperanza que ya era necesario escuchar. Por unos momentos la idea de una “ciencia neoliberal” quedaba de lado. En conferencia de prensa el presidente de la República anunciaba que la Fundación Carlos Slim-uno de los emporios más neoliberales del mundo- había realizado las gestiones para que Astra-Zeneca accediera a que México y Argentina, produjeran la vacuna que se está gestando con la Universidad de Oxford .

Por primera vez, desde hace meses, éramos testigos que ciencia, más allá de las clasificaciones que existen en los discursos, “nos permite vivir más tiempo y mejor, cuida de nuestra salud, nos proporciona medicamentos que curan enfermedades y alivian dolores y sufrimientos, nos ayuda a conseguir agua para nuestras necesidades básicas (…) y nos hace la vida más agradable” (Unesco, 2020).

Sin embargo, ¿quién representa la fuente del conocimiento que está salvando vidas? Desde luego, los investigadores que arduamente han trabajado en países como Rusia, China e Inglaterra. Diariamente escuchamos que la vacuna contra la covid-19 está en Fase III; es decir, que está en un periodo de prueba para comprobar su eficacia y conocer posibles consecuencias a gran escala.

Desde luego nos alegramos por estos resultados. No obstante, en mi pregunta, dirían, también está la penitencia, porque la investigación, el conocimiento, y las patentes que surjan pertenecerán a lo que hoy día se conocen como “sociedades del conocimiento”, las cuales han invertido en desarrollar científicos, y tecnología para obtener resultados como los que estamos esperando a través de la vacuna contra la covid-19.

Países como los mencionados invierten alrededor del 8 por ciento del PIB anualmente; lo que significa, que la oportunidad para generar conocimiento es amplia. ¿Y qué pasa en México? La inversión en ciencia y tecnología no alcanza el 1 por ciento del PIB. Desde luego existen científicos que trabajan y buscan opciones para desarrollar investigación, pero también deben enfrentarse a obstáculos relacionados con recursos, tiempo e infraestructura, aspectos que nos colocan en gran desventaja y con menos elementos para competir a nivel mundial.

La vacuna contra la covid-19 remarca la necesidad imperiosa de incrementar la inversión en ciencia y tecnología, además de la investigación social y humanística. Estas dos disciplinas son fundamentales, porque debemos considerar que la vacuna no se pone sola, y que por tanto, habrá que desarrollar mecanismos para la aceptación, adopción y convencimiento hacia la población para que acuda a vacunarse.

El ejemplo que hoy nos brinda la ciencia, nos debe hacer conscientes de la necesidad de exigir más desarrollo científico en México, mayor inversión y mejores condiciones para contar con la oportunidad de conformar una sociedad del conocimiento. Así que, no quedaría nada mal que los tomadores de decisiones a nivel gubernamental, legislativo y de capital privado también se inyectaran unas vacunas científicas para la vida.

LOURDES MATEOS ESPEJEL

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