Tristemente, la perturbación ambiental generada por la pérdida de la biodiversidad no se conoce sino hasta tiempo después. Mientras tanto la política legislativa y regulatoria en la materia, así como el apoyo del sector privado, avanzan a un ritmo insuficiente.
El concepto de los límites planetarios identifica al clima y la integridad de la biosfera como los principales procesos que deben consternamos, en términos de la preservación humana de los procesos del sistema de la Tierra. En otras palabras, debemos preocuparnos tanto por los impactos humanos en la pérdida de la biodiversidad como en el cambio climático.
Hablemos entonces del jaguar mexicano: el jaguar no solo representa un símbolo histórico en Latinoamérica, sino su extinción provocaría el colapso de ecosistemas vitales para nuestro país. Naturalia A.C. , es una organización que lleva más de 30 años creando un sistema de reservas al norte del país para asegurar la conservación de los jaguares y su hábitat. El proyecto de conservación del territorio del jaguar se localiza en la región conocida como Desierto Sonorense, en el estado de Sonora.
Oscar Moctezuma, fundador de Naturalia, explica que quedan tan solo 120 jaguares norteños, únicos en la adaptación a un clima desértico, y que su desaparición representaría un colapso de estos ecosistemas. Al ser un depredador, su presencia influye en el comportamiento de otros herbívoros, haciendo que estos no permanezcan mucho tiempo en un lugar, provocando que consuman en forma limitada la vegetación que se encuentra a su disposición en cada lugar, sin consumirla en exceso. Esto permite la regeneración continua de la vegetación en una dinámica natural.
Igualmente, el jaguar suele acechar y emboscar a sus presas cerca de manantiales y arroyos. Para evitar ser cazados ahí, las presas visitan lo más rápido posible estos lugares, sacian su sed y corren a sitios más seguros. Su impacto en el suelo y la vegetación alrededor de los cuerpos de agua es mínimo. De desaparecer el jaguar de estos sitios, la conducta de sus presas cambia y comienzan a sentirse más confiadas al visitar los cuerpos de agua y a permanecer alrededor de ellos por más tiempo. Sus pisadas constantes en el suelo erosionan paulatinamente la tierra que, impidiendo así que el suelo contenga el agua, termina por escapar o evaporarse.
Conocer y apoyar el trabajo que realizan organizaciones como Naturalia es la única manera de proteger nuestra biodiversidad. Sin alianzas, el camino será más difícil.
Jimena Suárez Ibarrola*
@jimenalak
* Secretaria CAEITAM