Tecnología

La normalidad en postpandemia

Hace unos días escuchaba a un par de alumnos de Medicina que salían del baño de una plaza comercial, hablaban de la práctica correcta de lavado de manos que hace dos años se implementó en nuestro país como medida preventiva contra el covid-19, junto con otras prácticas esenciales como la sana distancia, el uso correcto del cubrebocas y la aplicación de gel antibacterial.

Mientras caminaban por la plaza, repasaban el tiempo de lavado de manos, el área correcta a cubrir y algunos trucos para un mejor resultado; al parecer iban a tener una evaluación de eso, tal vez en una materia de salud pública.

Entonces me cuestioné acerca de esto, ¿en verdad era necesario un examen del correcto lavado de manos a nivel licenciatura? Pero recordé cuando recién empezaba la pandemia, la mayoría de las personas, sin distinción alguna, no se lavaba las manos después de ir al baño o antes de consumir alimentos, no cargaban con un gel sanitizante y tocaban a diestra y siniestra todos los objetos. Durante las primeras semanas de la pandemia, se agotaron de los supermercados los paquetes de papel higiénico y las compras o cualquier actividad al exterior lo hacían con sus guantes de nitrilo o de látex, que posteriormente tiraban en la calle.

Conforme avanzó la pandemia, nos llenamos de mendacidades que repetían amigos, familiares y personal de salud (poco preparado) como que beber líquidos calientes prevenían la infección, hacer gárgaras con enjuague bucal eliminaba el virus o el consumo de dióxido de cloro o ivermectina como tratamientos milagrosos, incluso se promovían como primera opción cuando empezaron a salir las vacunas. Estas últimas fueron trending topic llenas de noticias falsas, teorías conspiranoicas del dominio mundial, opiniones públicas sin fundamento y una falta de creencia en la ciencia.

Aunque la nueva normalidad viene acompañada de viejas mañas y malas prácticas de salud pública, desde el inicio, la pandemia sacó a flote nuestra falta de higiene en las actividades diarias, la alta prevalencia de las enfermedades crónico-degenerativas que nos aquejan y que complican la infección. También reveló algo preocupante, el acceso y manejo de información que tenemos hoy en día y que nos han alejado de la verdad.

Pero no todo ha sido negativo, algunas cosas cambiaron en relación a la salud, una de ellas fue la forma rápida para desarrollar las vacunas; parte de mí se alegró al saber que las técnicas que estudiaba y realizaba servían para el diagnóstico y búsqueda de soluciones; los avances científicos de los que siempre se hablaban estaban ya al servicio de la sociedad. Las herramientas digitales fueron de gran ayuda para los servicios de salud y la denominada telemedicina llegó para facilitar las consultas (especialmente psicológicas) y atender a más personas.

También se tiene la esperanza que los gobiernos inviertan más en investigación científica y salud para estar preparados ante las nuevas emergencias sanitarias y enfermedades a las que se tenga que hacer frente. Ya se demostró que las actividades en salud son esenciales y nos ayudarán a aclarar las dudas que todavía tienen las personas como el uso del cubrebocas y los efectos de las vacunas. Pero no tengo duda que si confiamos en el personal de salud y personas dedicadas a la ciencia, saldremos de la oscuridad de ignorancia que nos llenó la pandemia.

Diego Estrada Luna*

*Profesor investigador de tiempo completo en la UAEH

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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