A todos nos estremeció e indignó la noticia de Uvalde, Texas. Todos queremos evitar estos hechos y buscamos mentalmente soluciones. ¿Qué más podemos hacer para que los niños dejen de vivir ese horror? ¿Qué hacer para que las escuelas sean un lugar seguro? Pero sobre todo lo que ronda en mi mente es qué podemos hacer para frenar a adolescentes y que no cometan esos actos.
“Mi hijo no era un monstruo”, declaró la mamá de Salvador Ramos al pedir perdón, con su voz desgarrada. Mi sentir se va con todas las familias de los 19 niños y dos maestras, pero también con esta mamá. Sí, definitivamente, su hijo no era un monstruo, pero cometió un hecho monstruoso. ¿Qué podemos hacer para que esto deje de pasar? Todos tenemos responsabilidad, como dice el proverbio africano: “Se requiere de toda la comunidad para criar a un niño”. Él apretó el gatillo, pero antes de eso hay una cantidad de sucesos que permitieron que eso pasara.
Hechos, no interpretaciones; cualquier persona de 18 años puede comprar un arma estilo rifle semiautomático, pero 21 años para comprar una pistola. No había guardia armado en la escuela, siendo Texas el estado más permisivo en armas. La puerta estaba abierta sin restricciones. La indicación del comandante de la policía fue esperar que llegara un equipo especializado. Por cierto, el 40% del presupuesto de la policía de Uvalde, de 16 mil personas, es para este grupo táctico, que no salvó a sus propios hijos. Una niña pudo hablar al 911 varias veces y la policía no entró. Mientras todo esto pasaba, la Asociación Nacional del Rifle tuvo su convención este fin de semana en Texas. Y a esto le podemos sumar una xenofobia fortalecida por políticos.
El concepto mass shooting o tiroteo masivo es muy estudiado desde la óptica científica, criminal y sociológica. Aunque EU es el país donde suceden en su mayoría, el resto de las comunidades no podemos dejar de estar alerta ante esta posibilidad. La salud mental, el bullying o el mal uso de las redes ha dado a los adolescentes razones no entendibles para cometer actos criminales. De todos depende proteger a nuestros niños y adolescentes; todos somos responsables de criarlos sanos, seguros y felices.
Valeria Guerra@guerravaleria
