La burocracia de las Naciones Unidas, a pesar del apoyo generalizado de la mayoría de los países del Consejo de Seguridad de la ONU para reconocer a Palestina como país, parece estar sesgada hacia las decisiones de las grandes potencias, como Estados Unidos. A lo largo de los años, Estados Unidos ha mantenido una postura de oposición a la membresía de Palestina en la ONU, lo que plantea dudas sobre la verdadera democracia dentro de esta organización internacional.
Es preocupante que, según la Presidenta del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas para abril, Vanessa Frazier, los miembros del Consejo no lograran llegar a un consenso sobre la solicitud de Palestina para obtener la membresía plena en la ONU. La falta de consenso refleja las complejidades burocráticas y políticas dentro del Consejo de Seguridad a pesar del apoyo mayoritario de los estados miembros a la membresía plena de Palestina.
La solicitud de Palestina para convertirse en miembro pleno de la ONU fue presentada por primera vez en 2011, y desde entonces ha enfrentado obstáculos burocráticos significativos. A pesar de la voluntad de la mayoría de los estados miembros de la ONU de apoyar esta solicitud, el proceso de aprobación se ve obstaculizado por la necesidad de la aprobación del Consejo de Seguridad y la posterior votación de dos tercios de la Asamblea General de la ONU.
La reciente solicitud de la Autoridad Palestina para reconsiderar su aplicación de 2011 ha sido remitida a un comité encargado de determinar si el estado propuesto de Palestina califica para la membresía plena. ¿Sin embargo, incluso si el comité aprueba la solicitud, esta aún enfrentará el desafío de obtener nueve votos en el Consejo de Seguridad, sin veto de ninguno de los cinco miembros permanentes?
El hecho de que Estados Unidos, una de las principales potencias mundiales y miembro permanente del Consejo de Seguridad, haya mantenido su posición de oposición a la membresía plena de Palestina plantea interrogantes sobre la imparcialidad y la equidad dentro de la ONU.
Mientras tanto, la posibilidad de que otros países, como Francia y el Reino Unido, reconsideren su posición y apoyen la solicitud de Palestina ofrece una luz de esperanza en este proceso. Por otro lado, la adhesión de Noruega a la posición de España en el reconocimiento del Estado palestino resalta la necesidad de una respuesta internacional más decidida. Con un saldo de más de 33 mil fallecidos en Palestina como resultado del conflicto, es crucial que las naciones reconozcan la urgencia de la situación y tomen medidas en consecuencia.
Sin embargo, la influencia de las grandes potencias, especialmente Estados Unidos, continúan siendo obstáculos significativos en el camino hacia el reconocimiento pleno de Palestina como estado miembro de la ONU.
El panorama resulta sumamente desolador para las regiones en conflicto y sus habitantes, quienes enfrentan a diario la escasez de recursos y luchan por sobrevivir. Es decepcionante que su posibilidad de tener voz en un foro internacional de paz, cuyo principal requisito aparente es ser defensor de la paz y cumplir con los principios establecidos en la Carta de la ONU, esté condicionada por decisiones políticas y los intereses de potencias intervencionistas como Estados Unidos, debido a su poder de veto en el Consejo de Seguridad.
Esta situación se agrava aún más en momentos como el actual, donde Gaza se encuentra en una situación de extrema vulnerabilidad, especialmente con el fin del Ramadan y la amenaza de una incursión hacia Rafah.