Hace unos días me vi atrapada en un avión que no tenía estrenos en sus pantallas, pero sí muchas películas de antaño, así que decidí revisitar Tienes un
e-mail, de Nora Ephron, protagonizada por Tom Hanks y Meg Ryan. Antes de hacerlo, sin embargo, me recordé a mí misma que en 1998, cuando se estrenó, no había WhatsApp y Google estaba siendo lanzado al mundo. Mientras tanto, AOL (America Online) regalaba discos para que nos conectáramos por módem al internet.
Toda la película, de hecho, fue patrocinada por AOL y Starbucks, y la historia giraba alrededor de las enormes y terribles librerías que estaban dejando sin trabajo a los clásicos estanquillos de barrio. También mostraba cómo los protagonistas se emocionaban cada vez que escuchaban a sus ladrillos de computadora decir “tienes un e-mail”, porque sabían que del otro lado podría estar el amor. ¿Qué habrían dicho ese par de románticos de saber que AOL
desapareció, que para conocer gente habría todo tipo de apps y que la librería gigante también iba a desaparecer poco a poco… ¡debido al internet!?
No es broma decir que observar esa cinta sin ojo crítico, solo con ganas de ver cómo hemos cambiado, es una enorme experiencia. Yo soltaba carcajadas en momentos en los que nunca había reído y me descubrí haciendo ese paseo por el tiempo a un mundo en el que al menos no tenemos que esperar con ese sonido de fax histérico de fondo, mientras nuestras computadoras decidieran conectarse. Y eso de tener un solo correo en mi bandeja, que me haga feliz, eso es toda una cinta romántica en mi mente. Inténtenlo, se van a divertir.
@susana.moscatel