Desde hace ya varios años el mundo del entretenimiento ha tenido que lidiar con el hecho de que ya no callaremos respecto al maltrato sistemático que se le ha dado a las mujeres en la industria, que es, sin duda, espejo de su sociedad.
Por lo mismo, la sociedad se ha fijado en movimientos como #MeToo y #TimesUp. Pero seamos honestas, el cambio que para algunas se ha visto reflejado en Hollywood, no es muestra de lo que pasa en el mundo. Mucho menos en México.
Es curioso, porque esta manía de definir a quien piensa distinto a ti de manera política es la respuesta con la que nos hemos topado en gran parte del mundo. Pero en México es devastador, simplemente por el ejercicio de división social con el que se descalifican los temas que causan incomodidad. Les tengo una noticia: no querer que nos maten no es un tema ni de izquierda ni de derecha. No es un asunto de conservadores (a menos que lo que estemos buscando conservar sea nuestras vidas) o de liberales. No hay que ser del círculo rojo o de la farándula para que nuestra voz sea escuchada. Solo buscamos equidad y seguridad. Quien esté contra eso, entonces se está poniendo un saco muy grotesco para portar en público.
A pesar de ello, hoy celebro algo muy particular: siento una sororidad que no había vivido antes. Muchas mujeres nos hemos encontrado con esa idea en común, apoyarnos entre nosotras. Y lo he visto en mis diversos mundos: el del periodismo, el del teatro, el social. Si bien no es el caso en todos lados, eso es lo que estamos buscando la gran mayoría de nosotras. Sin exclusiones. Sin conflicto. Sin pretextos.
@susana.moscatel