No sé cómo lo hacen y no sé cómo han durado 26 temporadas haciendo la crítica social más alucinante y, sin duda, menos sutil que he visto en la televisión en mi vida. Comprendo que, aunque hay millones de fans de la serie y películas de Trey Parker y Matt Stone en México, quizá muchos piensan que el humor es demasiado “gringo y agresivo”. Lo es. Y bendito sea, porque ese país se ha vuelto el laboratorio de toda disfunción social colectiva para la que todos vamos en vuelo directo y sin pensarlo.
“¿Y la cultura de la cancelación?”, ustedes se preguntarán. ¡Exacto! No importa a quiénes se han enfrentado: a la cienciología, a las atletas trans, a César Millan, a Barbra Streisand o a las generaciones de cristal en todas sus manifestaciones, ahí siguen rompiéndola. Esta nueva temporada empezaron, como muchos ya notaron, desbaratando por completo a los grandes narcisistas de la sociedad, Kanye West (patológico a madres) y Harry y Meghan, mejor conocidos aquí como los príncipes de Canadá.
Este último capítulo es tan magistral que espero todos lo puedan ver. Les importe un rábano las intrigas de la corona o no. No se trata de eso. Sí, los dejan como un par de imbéciles, cosa que yo no creo que sean, pero logran hacerte reír a carcajadas de ellos y de su “tour mundial a gritos por su privacidad”.
Y luego, en cierto momento del capítulo, te das cuenta de que, al menos para quienes estamos en redes sociales, ellos solo representan el extremo de lo que tantos estamos haciendo cuando creamos, si querer o queriendo, “nuestra marca”. ¡Madres! ¿A quién más le haríamos caso con semejante discurso que desnuda nuestra búsqueda por presentarnos al mundo como algo que no necesariamente somos? Les digo, pueden con esto y con temas como el racismo, porque saben de quién burlarse y no hay piedad. La risa nos puede salvar de matarnos por tanto enojo. ¡Sálvanos, South Park!
@susana.moscatel
