Eran de esperarse las millones de publicaciones donde comparaban esta nueva temporada de The Crown, en Netflix, con los hechos reales. ¿Que si el traje de baño de leopardo que usó la princesa Diana en el yate de los Al-Fayed era así? ¿Cuál era el estatus de su relación con el ahora rey de Inglaterra cuando encontró su muerte?
Lo que no me esperaba es que en algunas redacciones mexicanas tantos, asumo que muy jóvenes, manejaran los capítulos como notas periodísticas de las que por primera vez se enteraría el mundo. “Mohamed Al-Fayed mandó paparazzi a seguir a su hijo y a Diana”, es un ejemplo. Uno demasiado atrevido, considerando que el hombre murió a principios de este año y eso nunca se comprobó. Esa es la versión de la serie de Peter Morgan y si está en Netflix debe ser verdad, ¿no?
Peter Morgan siempre ha dicho que él cuenta la historia como la comprendió en tiempo real. Con mucha investigación, claro, pero hasta su showrunner dijo que muchas de las cosas que no concuerdan son algunas fechas o conceptos que fueron “decisiones, no errores”. Queda claro que las críticas implícitas a los Al-Fayed, y vaya que las hay, son decisiones editoriales y creativas. No documentos históricos. Y la versión desde el punto de vista de la reina, ya lo había contado Morgan en su gran película al respecto.
Así que repitan conmigo: “un documental no es lo mismo que una serie ficcionada”. ¿O hablamos sobre Luis Miguel?
