Hoy, como solían hacer Plaza Sésamo, la palabra del día es: POLÉMICA. ¿Qué es eso? Porque antes nos referíamos a ese, en teoría adjetivo, cuando había temas que resolver en la sociedad. Hoy, como Howard Beale en Network, “estoy hasta la madre y no lo voy a tolerar”. Es uso y abuso de ciertas palabras para llamar la atención, generar ratings, tráfico o clics nos está dañando de manera que no podemos ni imaginar.
¿Por qué demonios debe ser “polémico” hoy en día, por ejemplo hacer a alguien sentirse mal sobre su salud mental, cuerpo u orientación sexual (ejemplos de la semana) en tv nacional? Entiendo que esa polémica va a ocurrir en la cena de Navidad con algún tío o pariente que no tiene las referencias y experiencias que uno sí tiene. Pero, disculpen, en los medios masivos, por lo menos, podríamos tratar de hacer el esfuerzo de entender que estamos lidiando con una realidad donde las palabras ya se reconocieron como algunos de los elementos más agresivos y lastimosos del mundo. Y que la salud mental colectiva y de miles de individuos está siempre en juego. Tenemos que ser mejores. No hay como cambiar el pasado, pero el cómo lo manejamos hoy es lo que hará la diferencia. Hay que reconocer lo que no hicimos bien por tantos años.
Pero si bien muchos comprenden esto como una disputa generacional, hay que entenderla y hablar honestamente al respecto. Sé que la “polémica” deja. Pero ¿a qué costo? ¿Por cuánto tiempo? Pero y transfieran esto al tema político y díganme si no estamos jodidos, porque las palabras violentan y las acciones no son consecuentes. Hemos desvariado con las palabras. No debería ser polémico lastimar por gusto. Por ahí podríamos empezar.
Susana Moscatel
