Venecia y Toronto son, en gran parte, los festivales donde las cintas que verdaderamente entrarán en la contienda para la próxima temporada de premios y nunca ha sido tan importante esto para el cine. No porque una estatuilla haga o no la verdadera diferencia, excepto que en estos tiempos que ya ni siquiera son llamados “la época dorada de la tele” sino simplemente “la época de la tele”, el cine está perdiendo terreno de manera terrible en lo que se refiere a grandes apuestas creativas, y en el deseo de los cineastas de hacer una diferencia en ese sentido está la diferencia.
El año pasado el tema era Roma, Roma, Roma. ¿Ganaría? ¿Estaría siquiera invitado a ciertos festivales? ¿Se hubiera logrado siquiera hacer en la magnitud que se hizo de no ser por Netflix? ¿Y precisamente por ser de Netfix la iban a castigar? Algo les aseguro, el ruido le funcionó a la compañía, pero tengo la (ilustrada) sensación de que los premios son para los cineastas. Las plataformas buscan y buscarán resultados. Y sí, reconocen que somos millones aun que queremos otro tipo de calidad en nuestro contenido. Pero no que hordas de personas irán corriendo al cine o a su televisión para el caso, a ver la ganadora del Oscar. Porque, seamos honestos. Levante la mano quien vio Moonlight, Spotlight, o No Country for Old Men, por ejemplo, en los últimos años. Ahora levante la mano quien ha visto cualquier cosa de Avengers o Star Wars. Queda claro.
Y parece que ahí, como diría Cantinflas, está el detalle. Más allá de sus controversias personales y de sus desafortunados comentarios comparandose con el sujeto de su cinta, Roman Polanski se llevó el premio de la crítica en Venecia haciendo una película con un importantísimo y tema que lleva una carga social escencial para entender nuestros tiempos, a través de persecusiones del pasado. Pero la cinta de la que todo mundo está hablando, la que ganó el León de Oro en el festival es Joker, lo cual a muchos podría sonarles muy extraño. Ya la veremos la próxima semana y les compartiremos nuestro propio criterio, pero por lo que mis respetados colegas y otra crítica especializada comentan, es una cinta que va más allá del ser enemigo de Batman, es un tratado respecto a la salud mental en un formato explosivo y sí, intenso pero conocido para los millones de fans de los complejos universos de superheroes y sus (siempre más) interesantes villanos. No en valde tenemos el historial con Jack Nicolson y Heath Ledger, quien muchos siguen asegurando hasta la fecha que fue tan intensa experiencia que quizás pudo haber sido lo que le acabó arrebatando el deseo de vivir al actor. Especulación facil, pero nadie puede negar la intensidad del personaje. Y menos en manos y con la energía de Joaquín Phoenix. Así que esa podría ser una de las preguntas. ¿En un Hollywood que no tuvo (por poco, pero aun) la taquilla que esperaba este verano con todo y Disney dando con todo, será la evolución de estas cintas (DC más probeblemente que Marvel) lo que salve el gusto por la pantalla grande sin auyentarnos por completo a quienes también queremos ver algo más?
Les digo, esta temporada empieza y se antoja muy interesante. Cuando además añades “el gran regreso” (¿Cuándo se fue?) de Jennifer Lopez con una película respecto a strippers con un tono empoderado como una de las cosas mejor comentadas en este arranque de la temporada de “buenas películas”, todo es posible.