Bob Iger, el CEO de la compañía, ha dicho clara y contundentemente que no hay una agenda política en la compañía. Esto lo dijo a sus inversionistas después de una batalla bastante compleja con unos cuantos activistas, quienes desde la plataforma del negocio y sus acciones buscaban parar lo que llaman una agenda woke que inició, según ellos declararon, con la primera entrega de Black Panther.
Vaya, este es un tema difícil de resumir, porque otra cosa que dice Iger es, y me parece fantástico, que la decencia es una de las guías que marcan los contenidos producidos por la compañía, no una postura política. También, en su momento aclaró que la diversidad que ahora vemos tanto en la pantalla tiene que ver con que ahora son contenidos para el mundo entero, que quiere verse reflejado en las historias. Pero, y esto es lo más importante, reiteró que lo más importante de la misión de la compañía a sus 100 años es lo mismo que desde el primer día: crear gran entretenimiento.
Si bien esta es una discusión amplia y enredada, lo cierto es que sí estamos en un momento donde los extremos del péndulo social están en los dos extremos y es imposible satisfacer a todos. Y menos cuando la política es una mímica del entretenimiento en ese sentido. La esperanza para la compañía, y para todos nosotros en general, supongo, es que sepamos encontrarnos en un lugar en el centro donde aún podamos gozar la vida sin sentir que somos parte de un experimento social. Después de haberlo entrevistado en varias ocasiones, mi instinto es que eso es lo que Iger quiere hacer precisamente.