No es una decisión fácil para las autoridades, las más respetadas a escala mundial, determinar los nuevos parámetros respecto a lo que podemos o no hacer ante esta nueva ola, “tsunami” como la llamaron, de contagios por la variante ómicron de covid. Leyendo varias entrevistas con los expertos, incluyendo al doctor Fauci, queda muy claro que el plan es que la vida continúe, sobre todo para los vacunados, tal vez no de manera normal, pero al menos lo suficiente para que no colapsen las economías, los negocios, la vida emocional y el avance de los proyectos en el mundo. El espectáculo no puede ser la excepción.
Si bien es cierto que nos hemos pasado contando las obras de teatro en Nueva York que dejan de dar funciones porque alguien o parte de su compañía dio positivo, el esfuerzo se está haciendo sin flaquear para que pueda sobrevivir o aguantar esta nueva y desesperante mutación. Lo mismo pasa con el cine. Spider-Man demostró que cuando la gente quiere se puede. Y la gente quiere muy pocas cosas de esta manera estos días de tanta fragmentación y miedo. Pero cuando quiere, quiere.
Para muestra, todas las fiestas que se hicieron para Navidad y Año Nuevo. Ya vendrán las consecuencias de ello, pero en esos casos ya era el hartazgo de estar confinados por la vida. El hartazgo no debe medir nuestras acciones, pero el espectáculo, al menos el que se puede controlar en cuanto a multitudes, cubrebocas y distancias, debe continuar. No hay de otra. Si no lo hace, ya no estará aquí cuando al fin se pueda declarar con honestidad el fin de esta pandemia.
Susana Moscatel
Twitter: @susana.moscatel
