“Nadie me enseñó a ser feminista”, fue la disculpa que el senador Samuel García regaló a la ya deleznable anécdota documentada por él mismo en las redes sociales cuando hace algunos días le dijo a su esposa en un live: “Me casé contigo para mi, no para que andes enseñando”, hablando de la pierna de su pareja e influencer, cuya respuesta fue “perdón”. Y bueno, vámonos todos al ataque. Con razón me parece, porque seguir normalizando esta cultura de que una persona le pertenece a otra, es sin duda uno de los motivos principales de violencia.
Es mucho más grave porque sin pensarlo ni un segundo, este hombre dejó claro todo un ecosistema de pensamiento, el cual no creo que cambie por otro cuando este trabajando en la legislación. Es grave porque mucha gente pidió que se respetara su privacidad, defendiendo el hecho, a pesar de que ellos lo transmitieron en vivo y a propósito. Es grave porque me queda claro que el senador Samuel no pensó ni por un momento lo que implicaban sus palabras.
Yo soy de las que creen que debemos aceptar las disculpas y eso hizo el senador, pedir perdón. Pero el remate: “Nadie me enseñó a ser feminista” es de colección, caricatura y horror. Tampoco le enseñaron, estoy segura, senador, a no ser asesino serial. Pero no creo que dedique su tiempo libre a ello. Respetar a la mujer no es feminismo siquiera. No es parte de un movimiento social. Es. Punto. O se hace o no. O uno cree que es dueño de su pareja o no. No es tan complicado. Pero sí, profundamente delicado. En la disculpa está la razón del incidente y sus potenciales consecuencias.
Twitter: @susana.moscatel