Frase: “¿Quieres saber si tu novio es misógino? ¡Llévalo a ver Barbie y si no le gustó sabes que debes salir corriendo de ahí”. No, no soy yo quien piensa así, pero por algún motivo hay millones de reacciones en redes sociales a este reto que se originó en China y que ya se graduó hasta en TikTok en nuestro idioma. Algunos de los retos para la pareja están hasta tipificados, diciendo que si “él no entendió de todo pero le echa ganas para escucharte, todavía tienes esperanza, pero con una enorme bandera roja en la relación”.
Aunque algunos misóginos se han autodelatado por ciertos comentarios respecto a la tan exitosa cinta, nadie está obligado a interpretar las cosas exactamente igual. Lo maravilloso de la cinta de Greta Gerwig es que de una manera divertida y didáctica hace una sátira de la realidad, pero a la inversa, y en ese reflejo pueden verse todo tipo de sombras en la sociedad. Hay quienes no entienden la alegoría y solo ven que el hombre… pues es solo Ken. Y quien tenga terror de que cambie el estatus quo por supuesto que tiene terror de que se le señale. Ok, esos son misóginos.
Pero lo que ha resultado un hermoso asunto este fin de semana de Barbie son las conversaciones entre madres e hijos, padres con hijas y la combinación que quieran de eso. Nunca había visto una forma tan divertida y didáctica de presentar un problema tan sistemático, así que en vez de reducirlo a un reto de TikTok, sigamos platicando. Nadie vive en Barbieland, así que el trabajo debe hacerse desde “la vida real” y en familia. Aunque no falta el ofendido por la “falta de diversidad” en Oppenheimer.
