Aún no se estrena The Journey of Water de Moana en Epcot, de Walt Disney World, pero ya hay una curiosidad enorme por visitar esta atracción interactiva, donde uno puede jugar, hacer música y coordinarse con el agua de la misma manera que el personaje lo hace con el mar. “¿Se han puesto a pensar que en el planeta no hay agua nueva? ¿Nunca?”, nos adelantó Scott R. Mallwitz, el director creativo ejecutivo de los parques. “Por eso quisimos hacer una experiencia en Epcot que no solo capture la magia de la película, sino que nos ayude a hacer conciencia de cuánto debemos cuidar el agua”.
No lo dijo Scott, pero otra de las maravillas de esta atracción, en la que uno puede tocar una especie de arpa acuática, detener una cascada justo antes de pasar debajo de ella o generar una ola como las que vemos en los estadios, es el simple hecho de detenerte unos momentos en pleno sol y refrescarse después de un rato bajo el fuerte sol de Florida.
Es muy interesante ver, a través de los años, el trabajo de estos Imagineers, los creadores de todo lo interactivo de Disney, retomar títulos, personajes, conceptos, tecnología y mensajes que coincidan en espacios muy específicos, donde la historia que se está contando (siempre tiene que haber una historia) sea congruente con el concepto de donde se está viviendo la experiencia. Esta atracción, que viene casi un año después de la montaña rusa de Guardianes de la Galaxia, cumple con ello como parte del plan de seguir actualizando todo Epcot, en cuatro distritos, sin que se note (casi) mientras el parque está en pleno funcionamiento, pero esa es otra historia. Una que tiene que ver con un balance entre el futuro y cómo se entendía desde el pasado en temas de tecnología y también en las sensibilidad social. Ese balance siempre está en progreso y a veces corre feroz, como puede hacerlo el agua.
