El primero en anunciar su feliz retorno al aire fue Bill Maher, quien casi no se aguanta y estaba como Drew Barrymore a punto de convertirse en esquirol al anunciar que volvería al aire con sus escritores. Pero le dijeron que esperara, que no valía la pena. Y vaya que por las dos semanas de diferencia valió la pena. Bill regresó al aire el viernes. Y los siguientes días los demás conductores del Late Night: Colbert, los Jimmys, John Oliver, Seth Myers… todos regresaron pareciendo un globo sobreinflado con cinco meses de información que los iba a reventar.
Por eso fueron directo a la comedia nocturna y política muy emotivos, divertidos a madres, y en ocasiones demasiado gordos de información. Vaya, solo contar los líos legales de Trump en el tiempo que duró la huelga de escritores podría haber llenado 12 programas. ¡Y Barbie! O Barbenheimer en sí. Todos parecían
desesperados por hacer sus chistes al respecto. De verdad que si algo en la vida televisiva necesitaba una válvula de escape era la necesidad de estos comediantes y analistas de regresar al quite. Y fue hermoso, seamos fans o no.
Es solo cuando nos quitan las cosas que las apreciamos, y eso es un punto más a favor de la resistencia de los escritores. Claro que se cobraran cuentas a quien parecía estar a punto de romper esta huelga y claro que es difícil sobrevivir haciendo comedia política cuando la tv tiene tiempos específicos y dependientes de sus estructuras, aunque las redes sociales y los pódcast no. Ha sido un delicioso retorno, aunque algunos hayan optado por retarnos, como el gran John Oliver, diciéndonos que en honor a la espera harían un programa dedicado al sistema de salud penitenciario. Valiente hombre. Es maravilloso. Los actores aún no pueden promover sus proyectos, así que se las tendrán que ingeniar con invitados, quizás ser aún mas creativos. La verdad hacían muchísima falta.