Política

Y más de diez años después…

  • Seguridad ciudadana
  • Y más de diez años después…
  • Sophia Huett

Para su último Informe de Gobierno, en el año 2012, el entonces Presidente Felipe Calderón realizó un recuento de logros y pendientes en materia de seguridad de su gobierno.

Indicó que la disputa por territorios por parte de las organizaciones delictivas provocaron uno de los momentos más complicados en la historia de México en materia de violencia. Señaló la responsabilidad de los Estados Unidos por la venta abierta de armas de asalto, lo que a su vez fue aprovechado por las organizaciones delictivas que las introdujeron a México.

Afirmó además que México dejó de ser un país de tránsito para las drogas y pasó a ser un país consumidor, así que uno de los más grandes daños fue el número de muertos y desaparecidos y calificó como “impostergable” no olvidar la memoria de los desaparecidos.

Eso ocurrió en el año 2012. Y no podría estar más de acuerdo con ese diagnóstico, que solo pudo obtenerse por la acción responsable de Estado.

En el año 2016, Jaime López Aranda (con quien tuve el honor de compartir espacios laborales) y Alejandro Hope, publicaron: “La Mentada Estrategia”, documento que en gran medida recogen mucho del sentir de los operadores en materia de seguridad respecto a las críticas y decisiones que se hacen desde la política y que hoy nos ponen en un escenario más complejo.

Advierten que tras la decisión del Presiente Calderón de enfrentar al crimen organizado, la crítica señaló que “se fue a la guerra sin estrategia”, con el respectivo señalamiento del Gobierno de Enrique Peña Nieto de que “se necesitaba otra estrategia”.

Ambos autores indican, y con razón, que México tiene más de diez años debatiendo el tema de la estrategia para vencer la delincuencia y restablecer la seguridad de los ciudadanos. “La estrategia, así en singular”, advierten, junto con los siguientes señalamientos:

La seguridad pública no es un terreno de victorias decisivas. No es lugar de enemigos que arrojen el sable y signen su derrota. No hay un fin determinado.

No es lo mismo estar seguro que sentirse seguro. No es lo mismo combatir el secuestro que el robo en el transporte público. No hay delito, hay delitos. No hay delincuencia salvo en el terreno de la abstracción, aunque sí, hay delincuentes concretos (de tiempo parcial, de oportunidad y con motivaciones complejas).

Como bien advierten ambos autores, el crimen organizado, más que un espacio de jerarquías “prusianas”, es todo un ecosistema de multiplicidad de actividades ilícitas con un mundo de actores, quienes operan bajo una infinidad de modalidades.

No se equivocan al señalar que con tal claridad en la definición de los retos que implica la seguridad pública, la apuesta no debe ser por soluciones “grandotas” (ni por decreto, agregaría yo).

Efectivamente, tiene haber soluciones concretas a problemas específicos, construidas desde lo local y como resultado del ensayo y error… porque definitivamente la menos exacta de las ciencias es la seguridad pública.

El desarrollo de más y mejores políticas públicas en materia de seguridad son la base, pero no la solución por sí mismas.

La propia evolución del fenómeno delictivo, factores económicos y sociales, tendencias sociodemográficas y hasta fenómenos naturales son retos que no puedan ser resueltos con una sola fórmula, con una sola estrategia, con un solo plan y más aún, con un solo actor.

López Aranda y Hope puntualizan: “desde hace dos décadas, cada crisis de seguridad ha tenido una respuesta simplificadora y centralizadora. Los resultados están lejos de ser impactantes. Tal vez es hora de mirar al país con otros ojos”.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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