Cuando se habla de inseguridad y más aún de violencia, principalmente ligada al narcomenudeo, la conversación común se centra en la acción o inacción de la autoridad.
Se cuestiona cómo uno, dos, tres o cuatro funcionarios y funcionarias, no han podido terminar con el tema de los homicidios y con lo “complicado” que se ha puesto en algunas zonas.
Ocurre porque lo que se espera es que sea la Policía, entendida como una institución de seguridad, así como la Fiscalía, las que brinden las soluciones. Es a estas instituciones a quienes se les culpa, se les cuestiona y se les pide cuentas.
Afortunadamente, la conversación está empezando a cambiar: es más incluyente, reflexiva y corresponsable.
Se trata de la implementación de una metodología para ir a la raíz de las causas de la violencia y la delincuencia y no mediante esquemas que implica la distribución de recursos económicos. Porque no, la descomposición social no solo es resultado de la pobreza y la marginación.
Planet Youth es una metodología, que es el gran proyecto de Guanajuato para el corto, mediano y especialmente largo plazo, con la visión y liderazgo del titular del Ejecutivo estatal.
Esta metodología tiene, desde mi perspectiva los siguientes aspectos claves: no es hablar del “no consumo de drogas” (como muchas, muchas campañas que hemos visto), sino de cuidar y mejorar el ambiente en donde crecen niños, niñas y adolescentes.
No es decirte qué hacer con un ABC predeterminado, sino de lo que es necesario hacer, con la decisión de las y los especialistas locales de cómo hay que hacerlo (tropicalización).
Es retardar lo más posible el consumo de alcohol y tabaco, apostar por la satisfacción escolar y los logros académicos, promover la actividad física y la participación en deportes en todos los niveles, pero especialmente, enfocarse en el bienestar emocional de las y los menores.
¿Qué significa ello? Significa que como sociedad también hay que cambiar hábitos, como las probaditas de alcohol a niños en las fiestas; hacer como padres y madres de familia un esfuerzo adicional para que a pesar de una jornada difícil, haya espacio para platicar cada día, para compartir gustos y aficiones.
Es ver, escuchar y sentir a las y los menores, es voltearnos a ver a nosotros mismos como sociedad. Es cuidarnos los unos de los otros, es ser cercanos, orientarnos y ayudarnos: es querernos.
Porque, insistiré, no hay ni habrá policía que alcance para corregir la desatención desde casa. No hay ni habrá jueces que alcancen cuando desde casa se enseña que la trampa y la corrupción es una vía para obtener algo.
No hay ni habrá Estado capaz de lograr la armonía en una sociedad cuando se considera como el único actor responsable de ello.
Afortunadamente, la conversación ya cambió y nos estamos volteando a ver a nosotros mismos como parte del problema, pero también de la solución.
Y esa es una gran noticia.
Sophia Huett