Escritas con plumón negro, las letras se han ido borrando; el disco compacto dio muchas vueltas, como la vida misma. Además estuvo encerrado en una cajita de plástico durante varios inviernos, durante algunas primaveras.
En esta tarde fría en la que desempolvé el disco y la memoria, he constatado que la voz del cantautor sigue igual de temblorosa, como la escuché por primera vez hace más de diez años. Quizá es lo único que no ha cambiado. Porque tú y yo ya vamos a cumplir los 30 y sabemos de bien a bien que ya no somos unos chiquillos.
Cuánto no habremos cambiado desde aquella vez que me grabaste el disco o quizá desde aquella vez que lo tomé en un préstamo larguísimo. La verdad, amigo, es que no recuerdo si me lo regalaste o si quedé en regresártelo luego. En todo caso, perdón por la tardanza.
De las pequeñas bocinas de la computadora, sale la voz de Ismael Serrano: “Ahora que la adolescencia es un setiembre lejano”.
Principio de Incertidumbre, así dice, tú lo escribiste. No digo que tú hayas escrito el álbum. Me refiero a la letra con plumón negro del disco. Esa que ya casi no se ve. Sé que es tu letra porque, de eso sí me acuerdo, las maestras te regañaban cuando escribías así, en tan poquito espacio, como un desfile de asqueles en el cuaderno.
Ahora imagino que, como yo, casi todo lo que escribes es en la computadora. Imagino que esa marcha como de insectos diminutos ya no cruza más por tus libretas. Imagino que ya no tienes libretas.
Han sido muchos “los viajes que trajeron a otros vistiendo nuestros cuerpos”. El disco sigue dando giros.
La nostalgia me pone revolucionario. Como cuando escucho a mi papá contando anécdotas del 68: “Papá, cuéntame otra vez ese cuento tan bonito de gendarmes y fascistas, de estudiantes con flequillo. De dulce guerrilla urbana en pantalones de campana y canciones de los Rolling y chicas en minifalda”.
Y luego me pongo triste. Por ejemplo, me cala que Fidel se vaya antes de concederme una entrevista.
“Agárrate de mi mano que tengo miedo del futuro”.
Ahora escucho una oda a la opinión pública, a la “pequeña gran superpotencia”. Lo peor que puede pasarnos, ahora lo sé, es agachar la cabeza. “Salgamos a la calle bien temprano”.
Es cierto, lo que escucho en el disco, amigo: “si no ves más allá de tu horizonte, estaremos perdidos”.
Sergio Gómez/@sergomezv
